PLAZA PÚBLICA / ¿A dónde va la profesora?

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Firme en su alianza con el Presidente Calderón, Elba Esther Gordillo resolvió mostrar que no es una aliada cómoda y probar que los embates internos contra su liderazgo en el sindicato del magisterio generarán efectos sobre el Gobierno federal que éste no puede eludir.

De la 26 reunión del Consejo Nacional del SNTE, efectuada hace una semana en Hermosillo, surgieron líneas de acción destinadas a fortalecer a Gordillo frente a su oposición interna y ante la Secretaría de Educación Pública, a la que presentó un ultimátum a la vez insolente, amenazador y prematuro, que la titular de ese ministerio, conforme al apotegma filosófico según el cual "para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo", canalizó hacia el yerno de la profesora, quintacolumna del gordillismo en el aparato burocrático de la SEP.

El extravagante asunto de las camionetas de marca Hummer tiene que ver con esa doble estrategia de la lideresa. Por un lado, al anunciar que serían entregadas a los líderes seccionales, incluidos los pertenecientes a la disidencia, Gordillo evidenciaba una vez más que el centralismo político en el sindicato es su mejor defensa contra la oposición interna, y que la distribución de prebendas es una forma eficaz de mantener y acentuar tal centralismo. La selección de esa marca, por lo demás, constituía un símbolo ante la turbulencia que hierve en una amplia porción del sindicato. Si quieren guerra, parece que hubiera querido decir la dirigente, guerra tendrán, y para participar en ella nada mejor que vehículos de origen y corte militar, aptos para transitar en todo terreno, capaces de arrollarlo todo. Hubieran podido escogerse otros modelos, tan útiles como los seleccionados para mostrar el poder y la diferencia de los líderes seccionales sobre sus compañeros y representados. Pero se eligió el surgido de las tanquetas que derrotaron a Sadam Hussein en la primera guerra del Golfo, como augurio de la suerte que correrán los disidentes.

En previsión de que las reacciones por la ostentosa exageración impidieran el obsequio a los barones seccionales (o baronías cabe mejor decir porque hay también mujeres dirigentes en las secciones), la dirección nacional había previsto un curso alternativo a la entrega de las Hummer. En lo que pareció una salida sacada de la manga, la propia Gordillo informó que las unidades serían rifadas. Salvo que la Secretaría de Gobernación se sumara al engaño falseando información (lo que no podemos considerar imposible), parece...

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