PLAZA PÚBLICA / En Los Pinos, tarde y mal
| Autor | Miguel Ángel Granados Chapa |
El Presidente Calderón recibió el viernes a padres de familia cuyos hijos perecieron en el incendio de la guardería ABC. Como suele ocurrir en las tareas presidenciales, se obró tarde y mal. Hace casi 11 meses que ocurrió ese crimen colectivo y los padres de las víctimas, víctimas ellos mismos, solicitaron de tiempo atrás ser recibidos por el Presidente de la República. Se les había rehusado una audiencia como si la pletórica agenda presidencial apenas dejara respiros a su protagonista, cuando todo el mundo sabe que se da tiempo para encuentros banales con apariencia de lo contrario y otros que son llanamente triviales.
Cuando Calderón accedió a enfrentarse a los padres de la ABC, se cuidó que no sufriera contratiempos. De las 49 parejas dolidas para toda la vida, ingresaron a Los Pinos sólo 11. Y sin duda fueron escogidas con cuidado, para evitar al Presidente un mal trago como el de febrero pasado en Ciudad Juárez, cuando una madre desgarrada lo increpó por el asesinato de su hijo, del que por supuesto Calderón no es responsable. No se desprenderá consecuencia práctica alguna del encuentro -celebrado, por lo demás, sin delicadeza alguna, el Día del Niño-. En los procesos judiciales en curso, el Presidente nada puede hacer, y en las indagaciones administrativas sobre el otorgamiento de las autorizaciones para abrir guarderías, la ABC en particular, nada ha hecho.
Ése es un modo frecuente de operar en la casa presidencial. De esa condición surgen frustraciones y derrotas como las que el Congreso asestó al Ejecutivo en el periodo de sesiones ordinarias concluido el jueves pasado: ni una sola de las iniciativas remitidas directamente por la Presidencia fue aprobada y, por lo tanto, no modificará las condiciones económicas, sociales y políticas sobre las que se proponía incidir. Si es que ése era en realidad su propósito, porque el desgano con que fueron promovidos los proyectos enseña que se trataba sólo de presentarlos sin interés genuino en convertirlos en normas jurídicas.
Para proceder en orden cronológico, sin pretender reseñar la desgastante jornada legislativa, empecemos con el proyecto de reforma política, dado a conocer personalmente por Calderón el 15 de diciembre pasado, día de la clausura del anterior periodo de sesiones. Fue desde siempre recibido con ánimo desinteresado y aun desdeñoso por la oposición. Aunque el PRI y el PRD añadieron sus propias iniciativas sobre la materia, ésta no se convirtió en prioridad legislativa.
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