Plaza Pública / La izquierda, a la cabeza

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Como ocurrió desde 2003, a lo largo de todo 2004 y salvo un momento en 2005, Andrés Manuel López Obrador terminó la campaña electoral a la cabeza de las encuestas de intención de voto. Si bien en meses recientes se percibió una declinación del asentimiento que provoca en el tercio más amplio de la sociedad participante, las últimas mediciones de opinión pública lo colocan como el mejor ubicado en las vísperas electorales.

Los dos sondeos hechos por Reforma en junio, publicados el 14 y el 23 de ese mes, presentan una leve diferencia a favor de López Obrador respecto del candidato panista Felipe Calderón: 37 y 35 por ciento en el primero, y 36 y 34 por ciento en el segundo. La misma diferencia de dos puntos en los dos casos, que en términos estadísticos es poco significativa, equivale a un empate técnico. Pero si convertimos la medición porcentual en números absolutos, tal equiparación desaparece. Si calculamos que vote el 60 por ciento de quienes figuran en el padrón: unos 43 millones de ciudadanos, de un total de 71.3 millones inscritos, cada punto equivale a más de 400 mil personas. Eso implica que, si se reprodujeran pasado mañana las intenciones de voto declaradas a Reforma en sus levantamientos de junio, la diferencia sería de más de 800 mil votos.

Su propia personalidad política pero también una fuerte dosis de azar han colocado, conforme a esas cifras, a López Obrador más cerca de la Presidencia de la República que ningún otro candidato de la izquierda. El Partido Comunista presentó a lo largo de su historia, siempre con carácter testimonial, a por lo menos cinco candidatos presidenciales: el general Pedro Rodríguez Triana en 1929, Hernán Laborde en 1934, Miguel Mendoza López en 1958, Ramón Danzós Palomino en 1964 y Valentín Campa en 1976. Con registro oficial, y convertida ya, por la suma de otras organizaciones, en Partido Socialista Unificado de México (PSUM), esa formación política presentó en 1982 la candidatura de Arnoldo Martínez Verdugo. Una nueva transformación, porque al PSUM se agregó el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), dio lugar al Partido Mexicano Socialista (PMS) que sostuvo durante algunos meses la candidatura de Heberto Castillo, quien declinó en 1988 a favor de Cuauhtémoc Cárdenas, que fue candidato entonces de cuatro partidos agrupados en el Frente Democrático Nacional (FDN).

Tras la disolución de ese frente, uno de cuyos ejes fue la Corriente Democrática, disidencia de la izquierda priista encabezada por...

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