PLAZA PÚBLICA / El ahorrativo Secretario y su par el Presidente

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Genaro García Luna parece depender hoy de dos jefes. Uno es el Presidente Calderón, que lo designó Secretario de Seguridad Pública el 1 de diciembre del 2006. El otro es, por lo menos en apariencia, el Embajador de Washington Carlos Pascual, cabeza de una comitiva que anteayer viernes viajó a Ciudad Juárez.

La nota de EL NORTE resume el objetivo de la misión. Pascual visitó esa frontera "para supervisar las acciones de la Policía Federal contra el crimen organizado". Se utiliza el mismo verbo para describir su presencia en una principalísima instalación de ese cuerpo: "El Embajador supervisó el Centro de Respuesta Inmediata (CERI) a cargo de la Policía Federal; posteriormente se trasladó a la centro de mando de ésta, donde ofreció una conferencia de prensa". En ella, con sus propias palabras, se asumió como parte de la lucha contra la delincuencia organizada en México: "Hemos hecho un esfuerzo tremendo y lo vemos aquí".

El Embajador "estuvo acompañado por el Secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna; por el comisionado de la Policía Federal, Facundo Rosas, y por el representante de la mesa de seguridad del plan "Todos somos Juárez", Arturo Valenzuela" (EL NORTE, 8 de mayo).

Mientras la comitiva en torno del diplomático realizaba su visita, y horas después, el crimen organizado no cesó su acción letal: en la ciudad misma y en el valle de Juárez fueron asesinadas cinco personas, entre ellos un agente de la Policía ministerial de Chihuahua. Miembros del Ejército, que fueron replegados a las afueras de aquella ciudad, y los 5 mil agentes de la Policía Federal, al mando de García Luna, no han podido contener la violencia criminal. En cambio, en sólo un mes de establecida esta nueva modalidad de la estrategia contra la delincuencia han sido consignados 18 miembros de la Policía Federal "por abuso de autoridad, extorsión y robo", según el visitador de la Comisión de derechos humanos de aquella entidad, Gustavo de la Rosa (El Universal, 8 de mayo).

Son datos mínimos sin duda. Pero acumulados a muchos más de semejante índole configuran el retrato de una política cada vez más próxima al fracaso, a cuya cabeza se encuentra el titular de Seguridad Pública federal. Uno de los motivos que explican tal ineficacia es, quizá, la atención que presta García Luna a su patrimonio personal, que se ha acrecentado sin explicación pública, de manera exponencial en los años recientes. Así lo muestra la investigación realizada por la revista...

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