Peter Eigen y Fritz Heimann / Contra la corrupción: Un gran paso adelante

AutorPeter Eigen y Fritz Heimann

La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción se firmó en Mérida, México, la semana pasada. Esta Convención es el resultado de tres años de esfuerzo por parte de 129 países y refleja un consenso global sobre la necesidad de crear un sistema legal internacional para combatir la corrupción.

La relevancia de este logro se realza tan sólo al recordar que, dos décadas atrás, un esfuerzo similar dentro del seno de la ONU se desmoronó frente a amargas recriminaciones entre los países en vías de desarrollo y los países industrializados. Los unos culpaban a los otros de difundir la corrupción, y ambos se rehusaban a reconocer una responsabilidad conjunta para combatirla.

Obstáculo para el desarrollo

Los líderes mundiales reunidos en Mérida pueden sentirse orgullosos de lograr algo que resultó imposible en los años 80.

Hoy se reconoce a la corrupción como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo. Dado que éste es un problema mundial, es imperativo tomar acción bajo la Convención de la ONU. Esta ofrece un marco integral para abordar el soborno a nivel nacional y en el extranjero, tanto en el sector público como en el privado, y también establece formas de asistencia técnica e intercambio de información.

La Convención suple la insuficiencia de dos de las herramientas fundamentales para combatir la corrupción internacional: la asistencia legal mutua y la repatriación de fondos enviados al exterior por funcionarios corruptos.

También prohíbe la extorsión por parte de funcionarios públicos, lo cual complementa el esfuerzo de la Convención de la OCDE de 1997, que hace ilegal que compañías de países signatarios sobornen a funcionarios públicos en el extranjero.

Bajo la Convención de la ONU se puede desarrollar un sistema efectivo de asistencia legal mutua. Esto debería hacer más fácil proceder con casos donde los sobornos recorren múltiples jurisdicciones.

Actualmente, casos de corrupción internacional como Elf Aquitaine y el Lesotho Highland Water Project son raras excepciones, donde fiscales perseverantes han logrado resultados tras años de esfuerzo.

Con mucha más frecuencia, sin embargo, los casos son abandonados debido a la falta de cooperación desde el extranjero, ya que esto hace imposible rastrear la ruta del dinero.

La Convención de la ONU también alimenta las esperanzas de recuperar fondos transferidos al exterior por líderes corruptos, tales como Abacha, Taylor, Mobutu, Fujimori, Bhutto y Suharto, para que el dinero regrese...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR