Persevera y alcanza

AutorAlejandro Jasso

Además de ser dueña de una belleza que seduce con tan sólo mirar sus ojos grandes y expresivos, Priscila Perales posee una imponente personalidad que le ha abierto las puertas del éxito en múltiples facetas y en corto tiempo.

Su andar bajo los reflectores comenzó como reina de belleza de Nuevo León, pero con el tiempo se le han abierto puertas en las pasarelas, la conducción y la actuación a nivel internacional.

Cada faceta de su carrera la disfruta como si fuera la única, asegura la joven regia, que radica desde hace seis meses en Miami, donde acaba de terminar su participación en la telenovela Eva Luna, al lado de Guy Ecker y Blanca Soto.

Pero todo empezó a darse cuando ganó los títulos de Nuestra Belleza México 2005 y Miss International 2007, desde ese entonces no ha parado de prepararse arduamente y trabajar en los proyectos que se le presentan.

"El crecimiento, madurez y aprendizaje que obtuve como embajadora de mi País a nivel internacional es algo que jamás pude haber obtenido en ninguna Universidad. Aprendí mucho acerca de fortalezas que no sabía que tenía, así como también debilidades en las que mejoré", cuenta Priscila al recordar aquellos momentos gloriosos cuando escuchó el nombre de México como primer lugar en Japón.

Por su cabeza nunca pasó ser una "miss", pues de adolescente era una chava seria y reservada. Sin embargo, apenas se atrevió a participar en Nuestra Belleza Nuevo León y todo cambió, pues fue el inicio de su cadena de éxitos.

"Aprendí que soy amante de los retos y que sin ellos mi vida carece de mucho sentido. Me permitió expresar mucho, dado a que antes de competir en concursos de belleza yo era muy introvertida, lo que más me dejó ser reina de belleza fue la oportunidad de expresión", agrega la joven de 28 años.

De los recuerdos más pesados que tiene es cuando vistió al estilo japonés por varios rincones del país nipón, mismo que la trató como verdadera reina cuando ganó el primer lugar entre más de 50 jóvenes de todo el mundo.

"Portar un kimono en Kyoto (ciudad de las geishas) y caminar por la ciudad vestida con ese kimono pesadísimo, hecho de sedas e hilos de oro, fue algo sumamente único para mí", dice Priscila con orgullo.

"Por otro lado, la oportunidad de ser conferencista en universidades de Japón para hablar de la cultura, historia y sociedad de México me marcó de por vida".

Se cuida de pies a cabeza

Es cierto que muchas puertas se le han abierto a Priscila gracias a su genuina belleza, pero el camino que...

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