Pantalla Grande/ Ave María: Se hubiera quedado 'enclaustrada'

AutorJusto Elorduy

Ave María es la primera película mexicana que en la década de los 90 tocó el tema de la Conquista de la Nueva España con una óptica diferente a lo acostumbrado.

Digo, la primera porque se filmó antes que La Otra Conquista y por esos designios del destino se le enlató por casi dos años.

En 1652, María Inés, chica en busca de los votos de novicia en una misión, es señalada por los religiosos como una hereje por ser más culta que ellos, al estar sedienta de conocimiento "prohibido" y, en resumidas cuentas, por no portarse como mujer del Siglo 17.

La cinta del director mexicano Eduardo Rossoff es extraña en todo el sentido del vocablo, con un guión que no se decide si ser anticlero, new age o cine feminista.

La primera parte de la cinta se la pasa haciendo ver a María Inés (Tere López Tarín) como mártir, al grado de posar a la cámara con cara de "pobrecita de mí", mientras que los cerrados representantes de la Iglesia se la pasan tupiéndole duro y bonito.

El material aquí es típica metáfora de lo nuevo contra lo viejo y la intolerancia que surge cuando alguien se atreve desafiar lo establecido.

La hipocresía, las envidias y la ignorancia por su propio peso condenarán a María Inés a los castigos que merecía la mujer en esa época, pero el guión a estas alturas está desbocado tocando todos los temas habidos y por haber.

Hay un montón de padres y monjas lujuriosos que sazonan la historia y el centro de atención es la López, que está tan bien cuidada en cada cuadro del filme que parece la primera "top model" de la Nueva España.

Su personaje nunca es presentado como una mujer decidida a la búsqueda de la sabiduría, sino como una niña chiflada que a...

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