Un palacio de cristal digno de dioses

AutorCarmen González

ENVIADA

ATENAS.- Un nuevo clásico atrae los pasos de los viajeros cada mañana en Atenas.

Es un edificio moderno e imponente de cristal, concreto y mármol, proyectado por el arquitecto suizo Bernard TSchumi, que guarda en sus 14 mil metros cuadrados miles de años de historia, además de una multitud de dioses.

Se trata del Nuevo Museo de la Acrópolis, a los pies de la colina del mismo nombre, muy distinto a aquel antiguo y chiquitito recinto que ahora prácticamente se integra a las reliquias del sitio arqueológico, ubicado a 300 metros de ahí.

La inversión de 200 millones de dólares, aportada por el Gobierno griego y la Unión Europea para este museo, uno de los proyectos culturales más importantes de la década, difícilmente decepciona.

Desde que abrió sus puertas a los visitantes en el verano del 2009 (cinco polémicos años después de lo prometido), ha cumplido su misión de ofrecer una exhibición digna y con un discurso curatorial propio del siglo 21.

Los más de 4 mil objetos que hoy se exhiben aquí, 10 veces más de lo que albergaba su antecesor, fueron extraídos del área de la Acrópolis y sus laderas. Todas datan desde finales del neolítico hasta la Antigüedad tardía.

Destacan aquellos que se utilizaban para rendir culto a deidades, héroes y ninfas, y otras piezas que se usaban para celebraciones, rituales y vida cotidiana, como bodas y danzas.

Luz, movimiento y un guiño a la perfecta simplicidad de las construcciones griegas le dieron el triunfo a Tschumi con este proyecto sometido a concurso en el 2001.

Durante el recorrido por los tres niveles, hay tramos de piso transparente que permiten ver parte de auténticas excavaciones en el área.

En el primer piso comienza el viaje por la historia. Las vitrinas muestran cientos de piezas halladas en las laderas, que dan cuenta de la importancia de deidades como Dionisio y Atenea.

Evocando el ascenso a la propia colina, mientras se camina por la rampa admirando estas "ventanas del suelo", se llega casi sin notarlo al segundo piso, donde se pueden admirar piezas y esculturas colocadas en columnas individuales.

Y como premio por alcanzar la cumbre de la Acrópolis, se llega a una obra monumental que data del año 570 a.C. Se trata del frontispicio del Partenón arcaico, también llamado Hecatompedón, donde claramente se distinguen las figuras de leones devorando un toro.

Es la pieza que da la bienvenida a la Galería Arcaica, donde se localizan obras de los siglos 7 al 5 a. C. como las llamadas "kore", las...

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