Palabra y fe / Las virtudes maternas

Pbro. Marcelo Varela

Al querer hablar de maternidad, matrimonio y familia, parece ser que tengo que cuidarme de no cometer ninguno de los "pecados" sociales modernos: ir en contra de la intolerancia de los promotores de la tolerancia y ser políticamente incorrecto.

No me importa ser políticamente incorrecto. Y como cada quien habla según le fue en el baile, voy a hablar de lo que conozco muy bien: la vivencia de lo que es una familia, así, sin calificativos, simplemente lo que es una familia, y lo que significa ser madre.

Porque hay cosas que no podrán cambiar decretos ni convencionalismos sociales, ya que están inscritas en la naturaleza humana, y cualquier intento por redefinirla está destinado al fracaso al corromper lo que pretende cambiar a conveniencia.

Cuando hablo de maternidad, lógico, me viene a la mente mi madre (en la presencia del Señor desde hace 22 años), mujer en la que vi plasmadas todas las virtudes de una verdadera mamá. ¡Ah!, porque para ser mamá no basta con embarazarse, no basta con traer un hijo al mundo... para ser una mamá real hay que engendrar a los hijos en el corazón antes que darlos a luz.

Y ahí es donde está el secreto, en el corazón de una madre.

Lo más maravilloso de estos corazones, lo que los hace tan especiales, es su capacidad de reflejar el amor de Dios mismo. Y es que el amor de Dios tiene características que los hombres somos incapaces de comprender, pero que las mujeres son capaces de captar, asumir y reflejar.

Como ejemplo claro de esto nos encontramos con la incondicionalidad de su amor: podemos fallarles, olvidarlas o, incluso, escondernos de ellas... pero para ellas siempre seremos sus niños.

De la misma manera que el amor de Dios es constante e incondicional, una madre ama siempre, sin importar lo que su niño haga o deje de hacer.

Además de esto, su manera de amar es generosa, de tal modo que llegan al desprendimiento de su propia persona para darle todo al hijo de sus entrañas. De la misma manera que Dios se desprende de lo más amado, su hijo único, para salvarnos.

Una madre educa y es paciente con los errores de los hijos, y los corrige, y perdona...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR