Palabra y fe / El trigo y la cizaña

PBRO. Hilario González

Si Dios es bueno y omnipotente, ¿por qué el mal sobrepasa a los buenos? ¿Por qué Dios no acaba de una vez con lo malo? Dado que tenemos la impresión de estar secuestrados por el mal, son comunes entre los creyentes este tipo de preguntas. Si Dios no actúa, ¿dónde está su bondad y su omnipotencia?

Las preguntas son legítimas, pero el punto de partida no es el adecuado. Estas preguntas parten de nuestra impotencia y limitación para captar y valorar la realidad. Suponemos nuestra bondad como si no tuviéramos miserias y agendas ocultas. Decimos que hay gente mala, pero siempre son los otros. Queremos que se castigue la maldad, pero si la hacemos, pedimos un trato bondadoso y comprensivo.

¿Cuál es, entonces, el punto de partida adecuado? Precisamente el Dios-Amor cuestionado, fuente de bondad para todos.

Cuando el autor del libro de la Sabiduría habla de la omnipotencia de Dios, lo hace en el contexto de su amor misericordioso. Dios ejerce su poder, no a la manera humana, es decir, por intereses limitados. Su poder es fundamento de la justicia y es instrumento para la misericordia con todos. Siendo el dueño del poder, juzga con misericordia y gobierna con delicadeza. Dios nos enseña a tener esperanza de arrepentimiento y de...

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