Opinión Invitada / ¿Por qué tan alejados?

AutorOpinión Invitada

David Pérez Esparza

En las últimas semanas, autoridades de todos los niveles de Gobierno han salido a presumir cifras sobre los avances logrados en lo que se refiere a la estrategia frente al crimen y la delincuencia organizada.

Han señalado, incluso, que grupos delincuenciales que han tenido una fuerte presencia en Nuevo León ya no la tienen.

Pero los ciudadanos viven una realidad muy distinta. O al menos, eso parece. De hecho, si usted hoy hiciera un sondeo con sus familiares y amigos, no faltarán historias, relatos y hechos que harían suponer que la ola delincuencial tiene un impacto cada vez mayor sobre la vida diaria de los ciudadanos.

Por ello, en lugar de que las declaraciones triunfalistas de las autoridades tranquilicen a la población, sólo generan más dudas. Lo peor es que en un ambiente como el que vivimos, la divergencia de percepciones sólo produce desconfianza y más alejamiento entre el ciudadano y la autoridad.

Entonces ¿por qué hay visiones tan distintas sobre una misma realidad?

Una primera hipótesis es que existe un déficit importante en términos de la métrica del delito y su percepción. Basta recordar que las encuestas sobre inseguridad nacieron a iniciativa del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI) apenas en 2004 y es hasta 2008 cuando instrumentos como el Semáforo Delictivo inician su operación.

Otros casos que parecían haber sido exitosos ejercicios de transparencia terminaron por abandonarse a medio camino.

Tomemos el caso de la "Base de Datos de Fallecimientos Ocurridos por Presunta Rivalidad Delincuencial", que después de hacer mucho ruido fue guardada en el cajón presidencial.

El argumento fue que el Estado mexicano no debió hacer la clasificación de "fallecidos por delincuencia organizada" porque uno, desvirtúa el proceso penal, y dos, genera un concepto que no tiene fundamento legal; porque en México los homicidios, o son dolosos o son culposos. Los sospechosistas, por el contrario, dirían que simplemente se tomó esa decisión porque el costo político de informar era mucho más alto que el de no hacerlo.

Por si fuera poco, en esta crisis de números también hay diferentes versiones sobre los propios reportes oficiales. Uno de estos casos ocurrió hace unas semanas cuando el INEGI reportó 95 mil fallecidos de 2007 a 2011, el SNSP señaló que eran 82 mil y la PGR, por qué no, lanzó otra cifra: 92 mil.

Y eso es homicidio. Imagínese otros delitos que ni se reportan (como el secuestro, que por obvias...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR