Opinión Invitada / Arturo Franco: Contacto en Rusia

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A mediados de los años 60, tiempos de enorme tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el filósofo ruso Isaiah Berlín hizo una pregunta muy profunda a sus alumnos: ¿qué conduce la historia de la humanidad?

Dos doctrinas vigentes en aquellos años -el relativismo y el determinismo- proponían respuestas muy distintas: que la historia era producto de decisiones conscientes de las personas, o que eran fuerzas impersonales las que impulsaban el cambio.

Mucho de lo que se ha escrito acerca del tsunami político que vivimos hoy -eventos como el Brexit, la elección de Trump, el crecimiento del populismo nacionalista en Europa- suele enmarcarse en esta segunda concepción del avance de la condición humana.

Naturalmente, ante hechos que desafían los paradigmas más básicos sobre el progreso y la modernidad, es más fácil "culpar" a factores como la economía, la desigualdad, el comercio o la cultura, que a personas con nombre y apellido.

El curioso momento que vive la relación entre Rusia y Estados Unidos, países que por décadas y hasta hace unos meses se mostraban antagónicos, es un buen caso para explorar estas ideas.

Trump encontró su mayor base electoral entre los hombres blancos, mayores de 45 años y que rechazan tanto el liberalismo de mercado como el liberalismo político. El Presidente ruso, Vladimir Putin, también triunfó en el 2000 y el 2011 con el apoyo de grupos con características similares. Ambos países comparten una batalla intergeneracional entre los que quieren "a su país de regreso" y los que entienden que la globalización puede ser benéfica para todos, aunque se ceda control.

Visto así, lo que realmente enmarcaría esta nueva "amistad" entre líderes de Estados Unidos y Rusia es que ambas sociedades gravitan hacia lo que el Canciller ruso Sergey Lavrov llamó "un nuevo orden mundial post-Occidental, en el que cada país, basado en su soberanía, y dentro de las normas del derecho internacional, se esfuerza por encontrar un equilibrio entre sus propios intereses y los de sus socios".

Pero como defensor de la libertad humana, el profesor Berlín rechazaba la noción de que fuéramos esclavos de ciertas leyes de la historia social y económica: la inevitabilidad histórica. Creía más bien en la agencia y la responsabilidad moral de sus protagonistas.

Y, ¿qué podemos decir sobre los protagonistas de esta historia? Primero, que es verdaderamente impactante ver el número de colaboradores del Presidente Trump que han sido cuestionados por no...

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