MIRADOR

AutorArmando Fuentes Aguirre

Valerio de Alejandría, anacoreta, murió a los 100 años de su edad. Toda la vida la pasó en una cueva del desierto. Para mostrar su amor a Dios se laceraba el cuerpo: con espinas se traspasaba los brazos y las piernas; llevaba atado a la cintura un cruel cilicio hecho de aguzadas puntas; una noche se marcó en el pecho, con un hierro al rojo vivo, el santo nombre del Señor.

Cuando llegó a la presencia del Altísimo pensó que sería admitido de inmediato en la morada celestial. Sin embargo, el Augusto le dijo que tendría que...

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