Minimalismo en el desierto

AutorFlorencia Podestá

Como todos los desiertos, éste posee una belleza minimalista que se advierte poco a poco. No hay a primera vista despliegues de exuberancia amazónica, ni montañas de picos escabrosos, ni mares rugientes.

Aquí es necesario modificar el foco de nuestra mirada, y lo maravilloso se presentará esparcido y sutil ante el ojo despierto.

Además de los espacios y los cielos infinitos, nos fascinan los pequeños detalles; ligeras variaciones en la luz a lo largo del día, una serpiente de lomo gris y panza amarilla como yema de huevo, plantas rudas que crecen en los suelos más improbables, flores de cactus, siempre con diseños fantásticos.

Sin embargo, el paisaje magnífico de este desierto guarda un tesoro insólito que lo hace único entre todos los del mundo: entre sus dunas espectaculares y arenas blancas se encuentran, diseminadas como diamantes secretos, más de 200 pozas de agua transparente alimentadas por torrentes subterráneos, oasis azules inesperados que nos permiten bucear con esnórquel ¡en medio del desierto!

Así, entre tallos de lirios acuáticos se desliza un pez amarillo. Lo vemos sumergirse en lo profundo a través del agua cristalina, y alejarse hasta la otra orilla. ¿Dónde estamos?

Aunque parezca mentira, estamos en el desierto más grande de América del Norte. A la distancia, la majestuosa Sierra Madre Oriental circunda el valle de Cuatro Ciénegas.

México se cuenta entre los primeros lugares de diversidad biológica en el mundo y entre las zonas de extraordinaria riqueza que tiene nuestro país, ocupa un lugar especial este valle, localizado en el estado de Coahuila.

Cuatro Ciénegas es el hogar de más de 100 especies endémicas de animales y plantas, y alberga uno de los humedales más importantes de México, formado por más de 200 pozas, ríos y lagunas.

Este valle pertenece a la ecorregión del Desierto de Chihuahua, su clima es muy seco, semicálido y rara vez llueve. Se encuentra en el fondo de una cuenca rodeada por las cordilleras de la Menchaca, la Fragua, la Madera, San Marcos y Pinos, que forman parte de la Sierra Madre Oriental. Esta peculiar situación geográfica favoreció durante miles de años el aislamiento y protección de la flora y fauna, que hacen de Cuatro Ciénegas un lugar único en el mundo.

Los secretos del valle

Como en todos los parajes legendarios, aquí también se tejen...

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