México Channel / Dzilam, el oasis de un pirata

AutorHarry Möller

Si a usted le gustan las historias de piratas, aquí le tengo una buena, y si no le interesaran, tal vez le gusten las playas desconocidas.

Situémonos en la Nueva Orleans de 1812. El General Andrew Jackson gana la última batalla de la Guerra de Secesión, con la ayuda que, por mar, le dan Pierre y Jean Lafitte, piratas profesionales franceses.

Poco después, por bando oficial, Jackson perdona a los Lafitte sus cuentas pendientes como contrabandistas (introducción clandestina de esclavos africanos a 800 dólares por cabeza).

La pareja de malandrines, con sobrado dinero derramado en suntuosas fiestas, trata de hacer vida social en Nueva Orleans, pero sin éxito, y decide volver a su mundo: el Caribe.

Su vagabundeo marítimo los llevó a muchas islas, como Haití y Jamaica, sin poder establecerse en ninguna parte; estaban marcados como piratas.

Seis años más tarde, Jean Lafitte se estableció en Isla Mujeres, donde se divertía bombardeando a los incautos buques mercantes que se acercaran por ahí. Su hermano había fallecido.

Pero Jean no estaba solo, lo acompañaba una mujer que había raptado y de la que terminó por enamorarse: Lucille Allen, guapa criolla francesa nacida en Jamaica, que a su vez correspondió al amor de Jean, de modo que éste se vio tan entretenido con el idilio, que durante cuatro años se olvidó de salir a cazar navíos.

Sin embargo, tenía perseguidores que no lo olvidaban, de manera que el francés y su mujer buscaron nuevo refugio.

Lo encontraron en la costa yucateca de Dzilam, en una de las bocas que los yucatecos llaman rías, con castiza propiedad. Era (y es) un oasis protector, con un bajo enorme que rodea todo su perímetro y es el más efectivo freno ante las furias del mar.

Su vegetación, en partes tupida y exuberante de mangles, constituye una formidable protección en la que no hay cabida para barcos de gran calado. ¿Quién iba a encontrarlos ahí?

Un año después del arribo a las bocas de Dzilam, nació Felipa, la hija de los Lafitte, a quien el explorador John L. Stephens identificaría, años después, en 1845, como "una señora francesa que vivía con gran penuria en Silan (Dzilam), acompañada de una sirvienta negra".

Lafitte murió al cumplir 47 años, en 1827, en brazos de Lucille; fue sepultado en el cementerio de Dzilam.

¿Y cómo era el marco físico, el escenario que estimuló el amor de aquella pareja, es decir, cómo eran las Bocas de Dzilam hace más de 175 años?

Sorprendentemente, eran igual a como usted puede verlas hoy. Sin...

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