Marketer / Yo soy él, él es yo

AutorHoracio Marchand

Yo soy él y él es yo. Me defino a través del otro y el otro se define a través mío. Para ser tiene que serlo en relación a algo o a alguien, a favor o en contra.

Hay algo más fuerte que los intereses económicos, que lo racional, que el deber, incluso que el amor por alguien: tu tribu.

Tu tribu es tu identidad y por definición no hay nada más importante que tu identidad. Traicionar a tu tribu es traicionarte a ti mismo y eso duele porque es ir en contra de tu formación, de tu naturaleza y de la evolución milenaria de convivencia en tribus. Gracias a la idea de la tribu hemos sobrevivido como especie.

El gregarismo es parte de nuestra condición; no sabemos ni podemos estar solos. Aislados nos sentimos indefensos, somos víctimas de nuestras propensiones extremas, nos polarizamos, perdemos la razón, nos come la naturaleza.

Le debemos a la tribu. No sólo a nivel fisiológico, sino a nivel psicológico y social porque nos ayuda con la carga existencial y nos provee de formatos de interacción con el mundo.

Tu tribu es tu identidad.

En política, a la hora de las elecciones, votas por el candidato que más se identifique con tu tribu, no votas por el que más "te convenga", ni por el que presente "el mejor plan de Gobierno", ni por el que tenga "mayor preparación"; votas por tu identidad.

En un corporativo tienes a tu grupo cercano y con él no hay secretos, se pasan tips y chismes, se cuidan las espaldas. En el comedor de la empresa es fácil divisar a las tribus porque andan siempre juntas y tienen rutinas muy parecidas.

La lealtad es hacia a la tribu, más que a la institución misma. Si uno de los líderes cambia de trabajo, se lleva a los miembros de la tribu con él y pasan de empresa a empresa, de proyecto en proyecto.

En lo social, la gente que anda junta también se parece. Siéntate en un aeropuerto y observa con atención: un grupo de tres señoras, cerca de los 50 años de edad, todas con jeans, el pelo pintado de rubio, busto artificial, bolsa Coach, aferrándose a la juventud; cuatro adolescentes despeinados, con pantalones y camisetas negras, tatuajes, pintándole su raya a los adultos; un par de hombres de negocios, los dos con traje oscuro y corbata roja, pelo corto, caminando a paso marcial, como marchando por el pasillo del éxito; dos geeks, con lentes, trabajando en sus computadoras en una esquina; dos hombres con botas picudas y cinto de hebilla grande, llevando el campo a la urbanidad.

Y si tuvieras la oportunidad de estar un rato con ellos...

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