Lucrecia Lozano / El sujeto ciudadano

AutorLucrecia Lozano

La política en México se ha desvirtuado porque muchos políticos la han convertido en una plataforma para promover sus intereses de grupo y en un medio para su beneficio y enriquecimiento personales.

Si queremos pruebas, baste señalar en el primer caso las recientes acusaciones formuladas en las propias filas panistas contra la fracción que hoy controla al PAN en Nuevo León, o nombrar, para el segundo, los vergonzosos ejemplos de los ex Gobernadores Arturo Montiel, del Estado de México; Andrés Granier, de Tabasco, o Mario Marín, de Puebla.

Nuestra aún joven vida democrática también se ha empobrecido porque en lugar de construir una democracia ciudadana lo que existe es una democracia electoral huérfana de ciudadanos, o con ciudadanos de baja intensidad que consideran que ser ciudadano se reduce a tener una credencial de elector y acudir a votar cuando hay elecciones.

A nuestros políticos tradicionales y de viejo cuño -no importa qué tan jóvenes en edad sean-, ésos cuya visión del quehacer político es repartir despensas, ofrecer boletos gratis de transporte público, malgastar el presupuesto en gastos de autopromoción o dilapidar nuestros impuestos mal parchando las avenidas urbanas, no les interesa -ni les conviene- interactuar con una sociedad de ciudadanos libres que deliberen y actúen, que sean pensantes, críticos y propositivos.

Esos malos políticos que tanto daño han hecho al ejercicio de la política, a la existencia de los partidos y a nuestra inacabada vida democrática, quieren disponer de una masa de acarreados y seguidores de sus políticas clientelistas, o cuando mucho de un conjunto de electores.

Para ellos, la "democracia" se reduce al mero ejercicio electoral, con campañas pletóricas de mercadotecnia política y una población cuyo voto se compra de la manera más espuria -desde la tradicional torta hasta el moderno esquema de una tarjeta prepago-, o es objeto de la seducción y las promesas políticas, muchas de las cuales se esfuman como el humo tan pronto se llega al poder.

Cuando nuestra transición democrática dio el paso gigantesco de la alternancia en la Presidencia de la República en el año 2000, se pensó erróneamente que eso era suficiente para iniciar una nueva etapa en la vida política nacional. Se...

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