Josefina Leroux / Oscurantismo

AutorJosefina Leroux

Después de un diagnóstico estremecedor de la realidad nacional, de evidencias de rituales criminales y actos violentos incomprensibles, la gente sana se pregunta quiénes están detrás de los hechos y cuáles son sus perfiles.

¿En qué momento de la historia de México se legitimó la violencia y se convirtió en un ingrediente aspiracional?

No exagero. Es un hecho del pasado reciente y del presente la tendencia de recuperar una autoestima reprimida por un deber ser religioso y social, a fuerza de satisfacer un ego insaciable.

"Piensa en ti" era y sigue siendo un lema de vida y el contenido de innumerables libros de autoayuda, los más vendidos en México. Pero nunca se complementó la consigna con un "No te olvides de los otros". Se confundió el Yo por el ego.

¿Qué significa eso? El ego es una metáfora de nuestra individualidad inmadura, el conjunto de necesidades para sobrevivir y ser feliz. El Yo es un administrador de las mismas e implica la conciencia de un nosotros en la búsqueda de satisfacciones.

El problema inicia en una sociedad materialista y competitiva, donde la figura del "nosotros" no es útil.

En los años 90, las empresas líderes buscaron candidatos agresivos que consiguieran metas que parecían inalcanzables.

Su contratación fue efectiva, las metas se lograron y los perfiles de estos triunfadores se cotizaron no sólo laboralmente, sino también en sociedad.

Los buenos se volvieron obsoletos, ellos no son exitosos. La integridad pasó de moda, la honestidad y el respeto se asociaron con la mediocridad económica sin reflexionar en consecuencias, en los fraudes y las transas asociadas a esas victorias económicas.

Con todo y eso, los perfiles agresivos fueron reforzados en las familias y glorificados por personajes en la tele y el cine.

Desde entonces los transgresores tienen más rating; en las redes sociales sucede lo mismo. Las personas más escandalosas, las más estridentes, las que rebasan límites, son las más seguidas, las que más "likes" consiguen, estimulando que estos perfiles sean aspiracionales.

En el año 2002, Delroy L. Paulhus, profesor de psicología de la Universidad de Columbia Británica, definió tres perfiles de personalidad que proliferan, y los compendió en lo que llamó la Triada Oscura de la Personalidad (Triope): el maquiavelismo, el narcisismo y la psicopatía, muy comunes entre los actores violentos de nuestra sociedad, en los líderes exitosos y en los candidatos de partidos o gobernantes que buscan el poder.

La...

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