Josefina Leroux/ El balserito

AutorJosefina Leroux

Lo que le pase a un niño siempre mueve los corazones de la gente; es una de las razones por las que el caso del cubanito Elián ha cautivado la atención de propios y extraños.

Desde el trágico deceso de su madre, del que tuvo que ser testigo a su corta edad, su sobrevivencia en el mar y su rescate, hasta los jaloneos de los que fue objeto por parte de los países y de sus más cercanos familiares que pretendían su custodia.

Para culminar el pleito, el viernes, el propio Presidente de Estados Unidos autorizó que la policía armada fuera a sacarlo por asalto a las 5 de la mañana de la casa de sus parientes cubano americanos para ser finalmente entregado a su padre.

Las escenas del secuestro policiaco y la foto del niño en brazos de su rescatista amenazado por una metralleta dispararon la ira de los asilados cubanos. Miles se manifestaron en contra del acto en muchas ciudades de la Unión Americana, muchos que defendían que Elián permaneciera en Estados Unidos, identificados tal vez con la idea de que escapara igual que ellos del sistema del dictador Castro.

Pero también en Cuba, otra gente exigía el regreso del pequeño para el reencuentro con su padre.

Durante meses este niño fue manipulado y aleccionado para que dijera que no quería regresar a Cuba; las entrevistas que le hicieron lo exhiben públicamente: aunque parecía convencido, el discurso de Elián se notaba fingido, actuado y como aprendido de memoria. Es muy fácil convencer a un niño, mas aun si los que lo intentan son personas aparentemente confiables o seductoras.

Y si no lo cree vea la diferencia de expresión de horror de Elián cuando fue sacado del hogar de sus tíos gritando pidiendo auxilio, a las caras de felicidad unas horas después ahora que está al lado de su padre.

Probablemente el chiquito se dio cuenta por él mismo quién es ese hombre; quizá pudo sentir sin influencias externas el afecto que los une.

Sin duda, cada una de las partes tenía sus razones, aunque cada uno niegue las del otro o las considere ilegítimas. No en el corazón de los niños que se desgarra en pedazos igual por su madre que por su padre, si nadie ejecuta juegos perversos en contra del uno o del otro.

El caso de Elián no es aislado, es el mismo de muchas niñas o niños que se disputan sus padres; es el caso de los hijos que en el divorcio se convierten en parte del botín a pelear.

Los niños viven los problemas como sus adultos cercanos lo hacen y ven la realidad como ellos. Por eso el cubanito, al estar con sus...

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