Jorge Ramos Ávalos / No nos quieren en los debates

AutorJorge Ramos Ávalos

Son, digamos, las fiestas a las que todos quieren ir. Pero el problema son los tipos de la entrada que tienen fama de duros y sólo dejan pasar a gente que ya conocen. Las fiestas a las que me refiero son los tres debates presidenciales en Estados Unidos, el primero de los cuales ocurrirá el lunes 26 de septiembre.

Los tipos de la entrada son de la Comisión de Debates Presidenciales que desde 1987 se ha encargado de organizar, con bastante éxito y autonomía, la logística para enfrentar a los aspirantes a la Casa Blanca. Esos debates suelen ser decisivos y separan a los improvisados de quienes tienen el carácter y preparación para ocupar el trabajo más difícil del mundo.

Sin embargo, la preocupación es que, por tradición e inercia, dicha comisión defienda los intereses de los partidos Demócrata y Republicano. Así, otros partidos o un candidato independiente tienen un obstáculo casi infranqueable para participar en los debates: el 15 por ciento de apoyo entre los votantes en un promedio de cinco encuestas.

En una elección como la del 8 de noviembre, con dos de los candidatos más impopulares en la historia moderna de Estados Unidos, sería recomendable tener más opciones. Donald Trump tiene un 63 por ciento de opinión negativa y Hillary Clinton un 55 por ciento, según una encuesta de Gallup. Las opciones existen, pero el problema es que pocos saben quiénes son.

"El 70 por ciento de los estadounidenses no saben quiénes somos", me dijo en un foro el candidato presidencial del Partido Libertario, Gary Johnson. "En los últimos días hemos recaudado varios millones de dólares que nos servirán para que la gente reconozca nuestros nombres". Por ahora los Libertarios apenas alcanzan un 10 por ciento en algunas encuestas.

Jill Stein, la candidata presidencial del Partido Verde, está en una situación aún más difícil. Las encuestas le dan un 4 o 5 por ciento. "Ahí estaré", le dijo al diario USA Today. Ella aseguró que está dispuesta a ser arrestada si no la dejan participar. "Me sentiría terrible si gana Donald y me sentiría igual de mal si Hillary es elegida", agregó.

Jill Stein y Gary Johnson no han sido invitados a la fiesta. Y los periodistas latinos tampoco.

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