Jorge G. Castañeda / Islam y derechos humanos

AutorJorge G. Castañeda

En 2002, Amina Lawal fue condenada por adulterio en Nigeria. El método de ejecución seria ni más y ni menos la lapidación y se recordará que la sentencia desató un escándalo mundial que culminó con su indulto en septiembre de 2003. Algunos también recordarán la indignación mundial debida no sólo al motivo de la sentencia y método de ejecución, sino al hecho de que todo esto sucedía en un tribunal de derecho islámico, llamado Sharia.

Aunque se aplica la Sharia en muchos países musulmanes, quizás donde mayor importancia tiende a revestir su debate es en Nigeria. Pasando unos días en los estados del norte de Nigeria, en particular en Kano, capital de la región septentrional del país más poblado de África, puede uno darse cuenta de la magnitud del debate y las implicaciones del derecho islámico.

Todo inicia en el 2000 cuando 12 estados del norte de Nigeria aplican el derecho islámico a lo penal. Ya existía en lo civil, pero hasta ese momento, el federalismo nigeriano, resultado de profundas divisiones desde tiempos coloniales y de las fuerzas centrífugas que lo agobian desde entonces, se había resistido. La aplicación de la Sharia a casos penales, a partir de entonces, ha pasado por varias fases. Es cierto que muchos sostienen que el entusiasmo inicial de la población musulmana de Nigeria, casi el 60 por ciento, por la Sharia se debía al fracaso del derecho laico anglosajón. El Poder Judicial en Nigeria es como en el resto de África y países del "tercer mundo": lento, corrupto, opaco e ineficiente.

La Sharia tenía la ventaja de ser expedito, honesto, transparente y más cercano a la vida de la gente, o así lo pensaban. El pequeño problema es que la Sharia encierra tal cantidad de barbaridades y contradicciones que hoy algunos en Nigeria se preguntan si el remedio no es peor que la enfermedad. Y esto ha detonado un debate semejante al de las comunidades musulmanas en Europa occidental o en países donde prevalece el islam: cuál es la interpretación correcta, en este caso legal, del Corán y la palabra de Mahoma.

Los problemas son múltiples. Primero es la atrocidad de los castigos: lapidación, amputación, latigazos. Es cierto que no se aplica del todo, pero defender un sistema de justicia porque no se aplica, no es la mejor defensa. Otro que destaca es la naturaleza de los delitos: desde el pequeño robo hasta el adulterio, pasando por otras faltas de esta índole. También, que nadie sabe a ciencia cierta, al menos en esta región, cómo seleccionan a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR