Javier Hurtado/ Nueva realidad

AutorJavier Hurtado

En la actualidad, las formas de organización política que la humanidad se ha dado a lo largo de su historia están siendo objeto de una drástica reformulación. La interpelación abarca los siguientes elementos: la figura Estado-Nación; el tipo de sistema de Gobierno, y el sistema de organización política.

Por lo que toca al Estado-Nación, habrá que señalar que, desde 1648 (cuando como producto del Tratado de Westfalia surgen los Estados nacionales como actores de la política internacional) nunca esta forma de organización política había sido objeto de una interpelación tan severa como a la que se le ha sometido en los últimos 10 años. Múltiples factores de orden interno y externo en la política contemporánea han venido a reformular los principios y supuestos tradicionales de los Estados nacionales como sujetos exclusivos de la política mundial.

Entre los primeros podrían señalarse los siguientes: 1.- Los bloques o comunidades económicas regionales (Unión Europea, TLCAN, Países del Asía Pacífico, Mercosur, etcétera) que han producido acuerdos comerciales o de asociación económica que obligan a las partes contratantes más allá de sus fronteras nacionales; 2.- Los organismos internacionales y tratados regionales (ONU, OEA, OTAN, Parlamento Europeo, FMI, Banco Mundial, OCDE, OPEP, etcétera) que generan resoluciones que obligan por igual a todos sus países miembros, y que en ocasiones afectan a sus no miembros; 3.- Las ONGs, nuevo factor clave de la política internacional con capacidad de interlocución con los líderes de los Estados nacionales; 4.- El terrorismo y narcotráfico internacionales, que han venido a afectar la seguridad interna de los Estados nacionales y la vida de las personas; y, finalmente, 5.- La globalización financiera (efectos Samba, Tequila, Dragón, y los que se acumulen) que, gracias al desarrollo de las telecomunicaciones, han generado importantes efectos de rebote en la cada vez más interdependiente economía y finanzas internacionales.

Los Estados nacionales también han estado sujetos a un severo cuestionamiento a sus principios de territorialidad, Gobierno único y monopolio de la violencia legítima por el fenómeno de los regionalismos, las autonomías o las secesiones. Junto a esto, en los Estados democráticos la correlación político-partidaria de fuerzas en los parlamentos se ha venido a constituir en un poderoso condicionante de la autonomía que los Gobiernos nacionales deberían tener para definir las prioridades de su...

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