Javier Livas / Adorador de Castro

AutorJavier Livas

Lo que sucede en Cuba nos debe preocupar por un doble motivo. Por una parte, México requiere tomar un postura firme y condenatoria cuando se violan los derechos humanos y lo que vemos son posturas titubeantes y en ocasiones debiluchas.

Y segundo, las posturas de los mexicanos adoradores de Castro son indicativas de lo mucho que nos falta por avanzar nuestra propia cultura democrática.

El fondo es el mismo, sigue habiendo estorbos para que México sea plenamente democrático y son los mismos que ni entienden ni quieren la democracia. Son los mismos que se conforman con democracias simuladas ya sea en Cuba o en México.

México y Cuba son países hermanos y durante mucho tiempo Cuba había sido un espejo en el que los mexicanos nos podíamos mirar. Lo que hoy sucede en Cuba nos puede ayudar a reflexionar sobre nuestra vocación democrática y sobre la estabilidad y madurez de nuestras instituciones.

Los cubanos no deben sentirse solos. México como país debería ayudarlos a escapar de esta trampa mortal en que están metidos.

Castro fue auspiciado por los gobiernos del PRI; salió de México rumbo a Cuba y terminó creando un solo partido, como lo fue el PRI, sólo que corregido y aumentado para ser operado por una sola persona.

Todavía hace algunos años, no había mucha diferencia entre el régimen cubano y el régimen priísta. Ahora, afortunadamente, podemos ver la gran diferencia entre tener libertad y tener aspiraciones de libertad porque pudimos dar el paso entre aspirar y ser libres. En Cuba, en cambio, no sólo no carecen de libertad sino que han perdido la esperanza de tener libertad.

La democracia es, entre muchas otras cosas, un fenómeno cultural. Cuando todo un país, como Cuba puede autoengañarse celebrando elecciones totalmente ficticias, entonces estamos frente a una deform ación cultural muy peligrosa y difícil de combatir.

Cuando un dictador como Castro puede ser suficientemente cínico como para organizar elecciones sabiendo plenamente que no existen las libertades esenciales que acompañan a la democracia como son la libertad de expresión y de prensa, la libertad de reunión y asociación y los derechos a no ser sentenciado sin el debido proceso, entonces estamos frente a una situación de hecho que requiere una vía también en los hechos.

Cuba es una isla, geográficamente; pero los derechos humanos no conocen fronteras. Una cosa es que México no intervenga fomentando una rebelión en la isla, pero nada impide que México tome una postura asertiva y...

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