Gruñón italiano

AutorLuis Homero Echeverría

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DUISBURGO.- En la zona mixta los propios reporteros italianos ya no lo aguantan; su juego en el campo será muy efectivo, pero fuera de él es la arrogancia caminando.

Se le ve con el número 8 de la "squadra azurri" corre, marca, aprieta al rival, recupera balones y los desprende rápido hacia los volantes de orquestación.

A veces él también se anima y dispara, y puede hacer goles, pero su labor es otra, es un escudo en el medio campo, un todo terreno.

Gennaro Gattuso, 28 años y dos Mundiales de futbol, es uno de los pilares en el medio campo de Marcello Lippi dentro de la Selección de Italia, y también de Carlo Ancelotti en el Milán.

Infaltable en cada formación de club y representativo es un foco de atención para los medios italianos, pero él los desdeña.

"Voy a hablar cuando yo quiera hacerlo, no ahora, no quiero...", así es el Gattuso que no está con el uniforme puesto, a pesar de que por obligación pasa enfrente de todos los reporteros. Cuando se le llama, él se niega a italianos y demás.

Gennaro todavía tiene un mal recuerdo del Mundial, del anterior en Corea, cuando se llevó la roja y dejó a su equipo a merced de los locales que avanzaron a la siguiente ronda.

Quizá por eso trata de ser más cuidadoso, aunque casi siempre es el referente de los árbitros para sacar la primera amarilla.

De carácter fuerte en el campo, él se declara espontáneo, de instintos, de los que nunca se rinde pese a tener todo en contra.

Una de las etapas más importantes en su vida la tuvo en Escocia, cuando jugó para el Glasgow Rangers, ya que ahí aprendió a estar lejos de casa, a defenderse en una sociedad distinta y a hacer su propia familia con la gente de un restaurante donde comía.

Tuvo que entrar en un Milán plagado de estrellas e irse ganando un puesto después del destierro en Escocia, además de que debió ir también al Salernitana y llevarse a su novia Mónica, sacándola de la universidad.

Su padre le insistió siempre que jugara como atacante, ya que él lo había hecho de joven, además de que quería ver en su hijo a un Gianni Rivera, el ídolo de la familia Gattuso.

Pero él comenzó a seguir sus propios nombres y se inspiró en Salvatore Bagni para el modelo del jugador que quería ser.

Y lo imitó, con más fuerza y carácter, tanto que muchos no lo aguantan aunque en su vida privada lo más complejo sea mantener a su...

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