En el hogar del viento

AutorLaura Pardo

Desde el enorme ventanal del salón principal, la estepa parece no acabar nunca; a veces la luz se refleja en el lago y produce destellos. El amarillo casi dorado de la tierra se ha incendiado justo ahora, al atardecer. Imposible dejar de mirar.

Con el telescopio, siempre a la mano en este rincón del Eolo, se descubren matices que distraen de cualquier otra cosa. Al fondo se observa la estancia Anita, galpón tristemente célebre donde, en los albores del siglo 20, fueron asesinados cientos de trabajadores que luchaban por mejores condiciones laborales.

El episodio quedó inscrito en la historia de América como uno de los más sangrientos: antes de ser imán de turistas, la Patagonia fue trágica, y conviene no olvidarlo.

Más lejos, las montañas: las Torres del Paine y su silueta fracturada, de postal. Pero esa Patagonia pertenece a otro país. Se trata, ahora, de atrapar el espíritu del orgullo turístico de la Argentina de los Kirchner, "la Patagonia más linda", alargando la "i" y acentuando la "n", dirán muchos. Y quizá tengan razón.

No se exagera al decir que el Eolo Patagonia's Spirit es uno de los pocos hospedajes que se pintan enteros en su nombre. Porque sí, aquí está: se toca, se come, se goza y, una vez lejos, no hay día que no se anhele.

En cuanto a su vocación mitológica, también hay manera de abundar: construido sobre un pequeño montículo en medio de la extensa planicie, que hace miles de años albergó un glaciar, en este lugar los famosos vientos del sur practican sus piruetas más espectaculares.

Lo mejor es salir a desafiarlas y, de paso, contar los cientos de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR