Guadalupe Loaeza / ¡Gracias, Marcelo!

AutorGuadalupe Loaeza

Ahora sí, y gracias a Marcelo, ya recuperamos la "Ciudad de los Palacios", como se refería a nuestra ciudad el barón de Humboldt. Cuando estuvo en México, en 1808, dijo las siguientes palabras: "Por una reunión de circunstancias poco comunes, he visto consecutivamente y en un corto espacio de tiempo Lima, México, Filadelfia, Washington, París, Roma, Nápoles, y las mayores ciudades de Alemania. Comparando unas con otras las impresiones que se suceden rápidamente en nuestros sentidos, se puede llegar a rectificar una opinión que acaso se ha adoptado con demasiada ligereza. En medio de las varias comparaciones cuyos resultados pueden ser menos favorables para la capital de México, debo confesar que esta ciudad ha dejado en mí cierta idea de grandeza, que atribuyo principalmente al carácter de grandiosidad y a la naturaleza de sus alrededores".

Quizá para muchos lectores las impresiones de Humboldt les parezcan demasiado lejanas y hasta exageradas. Para otros, tal vez, hoy casi todo eso se ha perdido por completo. Pero no es así. Allí está esa ciudad de la que nos hablaba el barón, allí está pero no la veíamos, porque estaba demasiado oculta detrás de miles de puestos de ambulantes, detrás de montañas de basura y de mercancía "pirata". Allí está esa ciudad, a la que también llamaban "flor de ciudades, con soberbias casas y calles suntuosas", calles que ahora sí ya podremos caminar, disfrutar, pero sobre todo conocer como parte de nuestro Centro Histórico. Porque es cierto que no lo conocemos, no porque no hubiéramos querido, sino porque 15 mil vendedores ambulantes que ejercían el comercio informal en 192 manzanas nos lo impedían.

Ir al Centro Histórico, antes de esta medida tomada por el Jefe de Gobierno desde el mes de marzo, se nos presentaba como una verdadera odisea llena de riesgos. Cómo nos frustraba no poder compartir con nuestros hijos (quienes, por desgracia, nada más conocen los malls de Santa Fe o de Perisur), ¡el alma de la ciudad!, nuestro Centro, aquél a donde solíamos ir a pasear como se acostumbra en cualquier capital europea. Con qué nostalgia veíamos las escenas de algunas películas mexicanas de la década de los 40 y 50, donde se nos muestra una ciudad sin contaminación, llena de árboles y muy caminable; en cuyas calles diversas tiendas ofrecían su mercancía.

Por ejemplo en lo que es ahora Eje Central Lázaro Cárdenas, antes San Juan de Letrán, en donde se había construido en 1931 el primer paso peatonal de tipo subterráneo de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR