Guadalupe Loaeza / Nostalgia

AutorGuadalupe Loaeza

Era tal nuestro estrés que Enrique, su hija Daniela y yo, decidimos el viernes huir unos días hacia Miami, "la ciudad más limpia de América". El lunes, nos despertamos a las 3:30 de la madrugada, tomamos un taxi y como de rayo nos dirigimos, en medio de las tinieblas, hacia el aeropuerto.

A pesar de la hora, ya había una larga fila frente al mostrador de Mexicana. Como nosotros, los demás pasajeros también tenían cara de que les urgían unas vacaciones. Vi a muchos gorditos, con esta misma expresión, vestidos muy a la gringa con sus bermudas y tenis Nike, sin calcetines. Sus acompañantes, igualmente, gorditas enfundadas en sus jeans entallados y unas playeras muy holgadas (talla XL). "¿Cuántos hot dogs y hamburguesas dobles los esperan? ¿Cuántas donas y litros de Coca light devorarán estos días? Y, ¿con cuántas deudas regresarán, después de haber comido y comido y comido...?", me preguntaba en tanto los observaba a través de mis anteojos oscuros.

"¿Cómo se encuentra México?", nos preguntó de repente un señor de República Dominicana quien se encontraba justo atrás de nosotros esperando pasar la aduana. "No muy bien", le contesté entre entristecida y avergonzada. De pronto tuve remordimientos de haber huido como lo hice, a pesar del estado en que se encuentra mi país. "No se preocupe, todos los países latinoamericanos están por el estilo. Nosotros no producimos ni medio galón de petróleo...", nos dijo como para consolarnos. Pero desafortunadamente no lo logró.

Recogimos nuestro equipaje y nos fuimos a la agencia de Hertz a buscar el coche que Enrique había rentado como parte del paquete del viaje. Entusiasmada como estaba de "estrenar" un coche "estrenado" por quién sabe cuántos conductores, puse el radio. El acento cubano del locutor era inconfundible: "Nuestro personaje no tenía derecho de expresarse en la Cuba de Fidel y por haberlo hecho como lo hizo, terminó en la cárcel...", decía la voz cubana. No había duda, estábamos en Miami.

Nos perdimos, pero finalmente llegamos a las calles de Anastasia en Coral Gables. La súbita aparición del Biltmore Hotel en medio de palmeras y de nubes a punto de estallar en gotas de lluvia nos sorprendió a los tres. Su estilo arquitectónico oscila entre "Mediterráneo renacentista" y art decó, ya que fue construido en 1924. La torre principal fue inspirada en la Torre de Giralda, de la catedral de Sevilla. El vestíbulo es imponente por sus techos altísimos y sus columnas de estilo morisco. Más que el...

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