Guadalupe Loaeza / Desmayos y letras

AutorGuadalupe Loaeza

¿Qué hacía yo en una habitación para discapacitados del Hotel Westin en Guadalajara? ¿Por qué cuando abrí los ojos, el sábado muy temprano, vi al lado de la cama una silla de ruedas? ¿Y por qué al despertar tenía un terrible dolor de cabeza como si me hubiera bebido un tonel de mezcal?

Gracias a mi amiga Verónica González Laporte descubrí lo que me había pasado 12 horas atrás: "Al aterrizar el avión estabas completamente desvanecida en tu asiento", me dijo Vero. "Nadie te podía levantar. Tuvieron que ir a buscar una silla de ruedas. Al parecer habías tomado unas gotitas (Rivotril) que te surtieron demasiado efecto. Tal vez tomaste más de la cuenta. Estabas completamente dormida.

"Todos los pasajeros te saludaban al pasar frente a ti, pero no te dabas cuenta de nada. Con trabajo te subimos a una camioneta para irnos al hotel. Dormiste más de 12 horas de corridito. De pronto te despertaste en la madrugada y como sonámbula sacaste al pasillo la charola donde te habían llevado un té. Y como dice la canción: 'La puerta se cerró detrás de ti'. Tocaste. Te abrí y te volviste a acostar hasta las 12 del mediodía".

No lo podía creer. De todo lo anterior no recordaba nada, absolutamente nada. Lo más increíble de todo es que a pesar de que supuestamente me encontraba en una habitación especialmente para discapacitados, al salir de la regadera totalmente zombie me fui de bruces sobre un piso de mármol. Con trabajos me incorporé. Adolorida como estaba me vestí como pude.

La inauguración de la FIL era a las 11:00 horas. Vero ya se había ido. En el elevador una señora me preguntó: "¿Ya se siente mejor? Leí en el periódico que se había desvanecido" (MURAL, 30 de noviembre). Le dije que, afortunadamente, no había sido nada serio, que lo que había sucedido es que había tomado 25 gotas de una medicina en lugar de cinco. "Así pasa", me contestó enigmáticamente.

Al llegar a la Sala Juan Rulfo, una edecán me hizo pasar muy amablemente. Me senté, vi hacia el presídium y me llamó la atención que se encontrara entre muchas personalidades, entre Rafael Tovar y de Teresa y Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Mancera. El poeta francés Ives Bonnefoy, de 90 años, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2013, ya estaba muy avanzado en su discurso leído en francés: "Pero ¿por qué es necesario pensar en la poesía? ¿Es quizás porque en ella hay acercamientos a la condición humana más numerosos o más importantes que lo que, por ejemplo, saben reconocer los filósofos de la...

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