GLOSAS MARGINALES / Un impuesto de peso

AutorEverardo Elizondo

Un grupo de diputados federales ha argumentado que el IEPS a las bebidas azucaradas y a la comida "chatarra" pretende, a la letra, "combatir la obesidad". Así planteado, el asunto admite algunas preguntas. La primera y la más importante es la siguiente: ¿Por qué hay que "combatir la obesidad" con impuestos? En otras palabras, ¿por qué es algo de lo que se debe ocupar la política fiscal?

Según se sabe, la obesidad es consecuencia de la combinación de muchos factores: genéticos, culturales, ambientales, socioeconómicos, metabólicos, etc. Es difícil creer que "combatirla" con impuestos específicos vaya a tener resultados significativos.

La obesidad puede ser el resultado de una serie de decisiones fincadas en los gustos de la persona -como ingerir alimentos ricos en grasas y en azúcares, y llevar una vida sedentaria. Ello seguramente conlleva costos (de distinto tipo). Sin embargo, en la medida en que los costos referidos los pague el obeso mismo, la cuestión no debía ser materia de interés público. Si la gente asume las consecuencias de sus actos, ¿qué justifica la intervención discriminatoria del gobierno para castigar económicamente las preferencias de un grupo específico de consumidores?

La explicación usual al respecto, consiste en que la obesidad propicia varias enfermedades, cuyo tratamiento eleva los gastos de las entidades públicas encargadas del cuidado de la salud. Eso significa que, a fin de cuentas, algunos de los efectos de ingerir calorías en exceso los paga "la sociedad", en lugar del consumidor. El obeso enfermo que acude al IMSS, al ISSSTE, etc., para curarse de los males relacionados con sus genes, su glotonería, su entorno familiar, su indolencia, etc., recibe de hecho un subsidio, con cargo al resto de los pagadores de impuestos. Ese es uno de los muchos problemas asociados con la socialización del cuidado de la salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado el uso de la política tributaria para influir sobre los precios de ciertos bienes, de manera tal que estimulen una alimentación saludable. Sin embargo, la evidencia que apoya el uso de impuestos para alterar la dieta es débil. En todo caso, supongo que la OMS tendrá en mente gravámenes de cobertura amplia...

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