Gerardo Puertas Gómez / Dios Vuelto Niño

AutorGerardo Puertas Gómez

Amor hecho vida. Es el mensaje que guarda el nacimiento de Jesús. El suceso, para cristianas y cristianos, ha de trascender la conmemoración, incluso la celebración.

El pensamiento se hizo acción y la casa se volvió escenario. Había que cambiar las cosas. Convertir una cena de adultos en fiesta familiar; una reunión decembrina en auténtica posada.

Mi hogar se llenó de sueños adultos y de voces infantiles. A partir de octubre, dos veces por semana, nos congregamos un profesor de canto y una dama con timbre de soprano, una maestra de baile y una persona con experiencia en televisión, una treintena de niñas y de niños.

El proyecto: presentar un nacimiento viviente y un concierto de villancicos. La ocasión: el banquete anual del Club Rotario Monterrey. Los objetivos: ir más allá de un evento social y hacer patente el significado de la Navidad.

Rogelio I. García utilizó su formación musical para hacerse cargo de dirigir el coro. En unos meses logró ensamblar un grupo en el que participamos, entre otros: Claudia Barragán; Juan Ignacio, María Flora y Arturo Barragán; José, Paulino, Rodolfo y Enrique Canseco; Elsa y Homero Cantú; Eduardo Cavazos; Hernán Cirilo, Judith González, Ignacio Mijares y Virginia Morales.

Judith Zambrano de González hizo gala de su canto y de su presencia para actuar como solista.

Blanca Areu de Morales y Conchita Fernández de Adalid echaron mano de sus experiencias en la danza y en el set, a fin de lograr un cuadro plástico.

Tía Graciela Ríos Burns de Fernández tuvo la idea del vestuario. Éste se inspiró en la obra del artista colimeño Alejandro Rangel Hidalgo quien, con base en la estilización de diseños inconfundiblemente mexicanos, logró alcanzar un sello propio de fama internacional.

El reconocido escritor regiomontano Alfonso Junco, fundador y director de la extinta revista literaria "Ábside", miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, pronunció un mensaje redactado para el evento.

La escalinata del Hotel Ancira, por aquellos años decorada con un inmenso pino de celofán adornado con grandes esferas, fue el marco elegido.

Ramón Pedroza Langarica, colaborador de periódicos y de medios electrónicos, fungió como maestro de ceremonias. La procesión y los cantos para pedir posada abrieron la noche. Toda la concurrencia intervino con entusiasmo.

El maestro Junco, acto seguido, ofreció una elocuente reflexión sobre la figura de Cristo y su relevancia para el mundo moderno.

El ángel, luciendo alas de petate, bajó los...

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