Genio y Figura/ Tú sí me entiendes

AutorGaby Vargas

Hay personas que tienen la capacidad de leer nuestros pensamientos y asomarse a nuestro corazón. Al platicar con ellas de inmediato sentimos su comprensión, su apoyo, su compañía. Pareciera como si acercaran su oído al fondo de nuestra alma y pudieran escuchar sus murmullos. Nos lo dice su mirada, la atención cariñosa con la que nos escucha, su lenguaje corporal y sobre todo su paz. Encontrarnos a alguien así en la vida es un tesoro.

Quien tiene esta gran cualidad de empatar con el otro, participa de las experiencias más enriquecedoras de la vida: la gratitud, la tolerancia, la compasión, el perdón y el amor.

Gracias a la existencia de estas personas, la vida es más amable y llevadera. Cuando nos enfocamos exclusivamente en nuestro mundo, en nuestros intereses y somos lentos para perdonar y rápidos para emitir juicios, la vida se torna para todos más difícil.

La maravilla de la empatía es que es contagiosa. Al darla al otro, nos regresa multiplicada. Muchas veces necesitamos pasar por una situación dolorosa o difícil para sensibilizarnos y descifrar lo que está pasando y sintiendo el otro.

Cada interacción pone a prueba nuestra capacidad de empatar. Nos da la oportunidad de expanderla y aumentarla para convertirnos en seres más humanizados, tolerantes y comprensivos.

La realidad es que todos tenemos esa capacidad. A través de sutiles expresiones del cuerpo y de la cara en forma inconsciente leemos las emociones de los demás: la forma en que el otro aprieta los labios, nos mira, la manera en que arquea las cejas, aprieta los dientes, lo que hace con las manos, cómo coloca su cuerpo, etc. Sin embargo, habría que diferenciar entre sentir empatía y ser empático.

La empatía no sólo dice: "Sé lo que estas pensando o sintiendo", eso por sí solo en nada ayuda. Es apenas el primer paso en un proceso que requiere mayor esfuerzo. Lo que cuenta, lo importante, es lo que hacemos con esa empatía que ayude al otro. Los psicólogos Hodges y Wegner describen la empatía como escalar una montaña. "Las dos tareas son igualmente difíciles. Nuestro éxito para lograr la cima depende de tener los suficientes lugares de donde asirse y de tener las marcas suficientes para poder avanzar".

La empatía se pregunta: "¿Qué puedo aprender?". Con mente abierta y con sencillez dice: "Enséñame". La empatía contempla: "¿Cómo puedo ayudar, qué puedo hacer?". El saber cómo poner en acción la empatía es un arte que requiere práctica, paciencia, flexibilidad y determinación.

Los...

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