Genio y Figura/ El chicle

AutorGaby Vargas

No hay nada más desagradable que nos toque junto a nosotros, ya sea en una reunión, en el avión, y no digamos en un concierto, un especialista en producir sonidos muy variados al masticar un chicle, en hacer globitos acompañados del consabido estallido que en ocasiones salpica o escuchar el vaivén de la goma pasando de un lado a otro de su boca.

Hace algunas columnas tocamos el tema de "ladrones del carisma". Mencionamos la carcajada con la boca abierta, el estornudo sin pañuelo y el "frijolazo", entre muchos otros.

El chicle merece un capítulo especial ya que se coloca entre los favoritos y principales "ladrones de carisma". Sin importar qué tan atractiva, bien vestida, qué tan lujoso sea el coche, la casa, las joyas de una persona, si ésta mastica chicle en público, le pasa lo que al príncipe... se convierte automáticamente en rana.

Reconozco que es una de las golosinas más populares del mundo, que hay chicles con un sabor delicioso y que en ocasiones, cuando nos sentimos con mal aliento, puede ser un gran aliado. En estos incómodos casos es preferible recurrir discretamente a una pastilla de menta, la cual da el mismo alivio.

Reconozco también que para los que intentan dejar el cigarro, el chicle puede ser un raro sustituto que entretiene la ansiedad. Asimismo, que puede calmar o distraer los nervios o entretenernos mientras permanecemos aburridas horas estancados en el tráfico. Sin embargo, hay que saber distinguir cuándo se puede masticar chicle y cuándo jamás.

En cualquier caso se debe mantener la boca cerrada como si estuviéramos comiendo filete frente a un príncipe (aunque estemos solos). Para nadie es agradable el ver cómo una persona ejercita la mandíbula como máquina y ve la goma en acción acompañada de la lengua que sobresale de vez en cuando. Por supuesto el chicle jamás debe acompañar eventos como: bodas, bautizos, primeras comuniones, ni adentro ni afuera de la iglesia, tampoco en ninguna fiesta ni de día ni de noche, ya que seguro saldremos en la película o en las fotos con la boca abierta y el chicle saludando.

Al gimnasio al que asisto hay una señora muy guapa que invariablemente todos los días mastica chicle desde que llega hasta que se va... (no sé cómo no se cansa). Además de que su belleza se opaca enormemente, no la hace verse muy elegante que digamos y ya se le conoce como la "señora del chicle".

En los jóvenes es más aceptable el masticar chicle que en personas mayores, quienes a veces piensan que el chicle las hará...

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