Gabriela De la Paz / Los privilegiados

AutorGabriela De la Paz

La igualdad de los ciudadanos es uno de los principios básicos de la democracia y, como tal, uno de los más antiguos. Es uno de los cimientos del Estado moderno y nos coloca en el mismo nivel a los gobernados y a los gobernantes, sin excepción.

Incluso en las monarquías parlamentarias los reyes han podido retener algunos privilegios -a fin de cuentas, representan al Estado-, pero éstos se han ido acotando poco a poco.

Un ejemplo es España, donde los escándalos de los viajes del Rey Juan Carlos y los presuntos delitos de su yerno Iñaki Urdangarin han obligado a la Corona a sujetarse a un protocolo de transparencia de sus gastos.

Probablemente hasta la esposa de este último, la Infanta Cristina, a regañadientes y todo, tenga que entregar su declaración de la renta de varios años dentro de un proceso judicial que la despoja de la inmunidad con que la cubría la institución paterna.

A la pérdida de poder de la monarquía le siguió el poder de la clase mercantil. Los empresarios pudieron acumular grandes riquezas y reclamar una cuota de poder significativa. Pero muchos de ellos entendieron que su fortuna provenía de la sociedad y que en ésta había gente que vivía con grandes carencias.

Tomando aquello de "nobleza obliga", que era la fórmula en la que se basaba la responsabilidad de la nobleza hacia los súbditos, los millonarios -especialmente en Estados Unidos- crearon un sistema para hacer aportaciones que mejoraran las vidas de la clase media y la clase baja.

Y así sean esquemas como fideicomisos, fundaciones u ONGs, los ricos han usado la filantropía para hacer una contribución a la sociedad.

Por supuesto, hay ejemplos de fraude cometido a través de estas instancias, pero lo que predomina es el afán de ayudar, como muestran los casos de Bill Gates, Warren Buffett y muchas familias de nuestra comunidad regiomontana.

Sin embargo, la tragedia de hoy es la nueva sangre azul que creen poseer algunos altos funcionarios y sus hijos.

Actúan al margen de la ley, porque para algunos el que implementa hace la ley, por lo tanto parten y reparten con absoluta discreción e impunidad.

No toman en cuenta que las tecnologías de la información disponibles en...

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