Gabriela De la Paz / Participación ciudadana

AutorGabriela De la Paz

Algunas personas tienen muy claro lo que quieren de la vida, pero no tienen la misma certeza cuando se trata de lo que no quieren y terminan aceptando cosas y situaciones con las que no están de acuerdo, pero con las que acaban conformándose porque no saben cómo decir que no.

Así pasa con la corrupción y la inseguridad, que son dos de los grandes males que nos aquejan. Cualquiera le dirá que esto no da más y que hay que hacer algo. Pero todos tenemos cosas más inmediatas en nuestra vida personal como para darnos un momento de rechazar la corrupción y la inseguridad o cualquier cosa que nos moleste o para luchar por algo que supuestamente nos importa. Hay que ir a comprar la despensa, llevar a los niños al colegio, ir al trabajo o atender el negocio y no queda tiempo para buscar una solución y dejamos la chamba en manos de los políticos.

Todos queremos que la zona metropolitana de Monterrey sea como antes: segura y próspera. Queremos autoridades eficientes y responsables, pero no tenemos ni un minuto para exigirlo. Parece tan difícil porque el divorcio entre la clase gobernante y la sociedad civil es de lo más palpable, y un ejemplo es el de los sueldos de los políticos y los megaproyectos que promueven y que dilapidan el dinero de los impuestos impunemente, como muestra la famosa Torre VIP, cuyos gastos se han reportado ampliamente en EL NORTE.

Pedirle transparencia al Gobierno es como pedirle peras al olmo. Pedirle a los ediles de cualquier municipio que escuchen seriamente a la comunidad, también. He asistido a un par de reuniones que organiza mi municipio y me ha impactado la manera en que en estas sesiones, donde se supone que se presentan proyectos y anteproyectos, utilizan la presencia del ciudadano para cumplir con el compromiso de haber hecho pública la información -que siempre es mínima y no admite críticas-.

Los funcionarios tienen un comportamiento esquizoide. Por un lado, actúan como si no hubiera un mañana, porque para ellos el futuro se termina con la presente Administración y por eso se afanan en crear iniciativas y proyectos que más que corregir problemas, modifican el entorno de acuerdo a los intereses de unos pocos, pero con mucho dinero, en torno al municipio. Así se pueden acabar los cerros y los pocos parques de la ciudad, porque su visión arcaica del progreso es un edificio de cristal y de cemento y convierten a las áreas verdes...

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