Frontera Invisible / Las asambleas de Iowa

AutorSergio Muñoz Bata

Ese día, en los campos nevados de Iowa decenas de miles de ciudadanos se congregarán en escuelas, iglesias, graneros y casas particulares para decidir sus postulaciones. La selección en el campo republicano se hace votando a la manera tradicional mientras que los demócratas se reúnen para discutir durante horas las bondades de los postulantes buscando llegar a una opinión consensuada.

El origen del "Caucus" es centenario, pero sólo fue hasta 1972, al moverse las asambleas a principios de enero cuando entraron de lleno al mapa electoral nacional al convertirse en la primera prueba de aceptación popular de los candidatos.

La mayor virtud del "Caucus de Iowa" es ser un modelo paradigmático de democracia representativa, porque lo usual es que los electores oigan a los candidatos en persona. Una opción que hasta cierto punto empareja la contienda al disminuir el peso de la publicidad masiva utilizada por los candidatos con mayor capacidad financiera.

Por otro lado, la homogeneidad de su población, abrumadoramente blanca, su entorno rural y la elevada edad promedio de los votantes, le niegan su representatividad nacional.

Su posicionamiento al inicio del proceso electoral es también problemático en tanto que obliga a los candidatos a asignarle un peso desproporcionado a temas que atañen a un estado no representativo, pero terminan teniendo repercusión nacional e internacional.

Respecto a su importancia en la selección del candidato que finalmente representará a su partido, aunque a veces quien gana en Iowa termina obteniendo la nominación de su partido, en realidad las asambleas de Iowa funcionan más como depuradoras de candidatos inviables.

Después de Iowa, vienen 5 elecciones primarias que sirven de preámbulo al llamado "Súper Martes" del 5 de febrero, en el que 22 estados celebran sus primarias, incluyendo a California el premio mayor; Nueva York, el segundo más grande e Illinois, el tercero.

La Constitución, establece que para escoger al Presidente, "Cada estado nombrará, a la manera en que la legislatura decida, un número de electores...". Curiosamente, como lo hizo notar la Suprema Corte de Justicia al dar su controversial opinión sobre la elección del 2000: El ciudadano individual no tiene el derecho constitucional de votar por los electores del Presidente de Estados Unidos".

Los estadounidenses votan por planillas de electores presidenciales que igualan en número a los senadores y representantes que los estados tienen en el Congreso (un...

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