Oscar Flores/ Francisco I. Madero: Homenaje en Francia

AutorOscar Flores

El 20 de noviembre a las 6 de la tarde del año de 1910, México inició el movimiento revolucionario más trascendente de principios del Siglo 20. En efecto, el impacto de la revolución mexicana, como se le conoció en el exterior y posteriormente en la historiografía oficial de México, marcó a este país en el transcurso de todo el siglo. A partir de entonces México fue más México.

Su autor intelectual y líder de la oposición al eterno régimen del dictador y general Porfirio Díaz fue un empresario y ex presidente municipal llamado Francisco I. Madero.

A este hombre se le reconoció, postmortem, el 30 de marzo en la Ecole des Hautes Etudes Comerciales, en París. A esta importante ceremonia, donde se develó una placa a su nombre como ex alumno distinguido de la mencionada Universidad -miembro de la generación de 1892-, acudieron diplomáticos, estudiosos de México, historiadores y por supuesto, miembros de la familia Madero.

El Madero prerrevolucionario

Madero formaba parte de una familia tradicional del norte de México, que había incursionado generaciones atrás, primero, en el mundo de los negocios durante la segunda parte del siglo 19, y posteriormente en el mundo de la política a escala nacional. Su abuelo, Evaristo Madero, había llegado a ser gobernador del estado de Coahuila en 1880. Sin embargo, la familia Madero se había mantenido al margen de la participación en puestos de elección popular desde que Evaristo había dejado la gubernatura.

Esta tradición se rompió cuando Francisco I. Madero, nieto de don Evaristo, dio muestras inequívocas por buscar una mejoría en las condiciones de sus jornaleros. Estos trabajaban la tierra de su propiedad y del resto de su familia, en condiciones totalmente desventajosas, donde la falta de una legislación social y de una organización que representara sus intereses los hacía presa fácil de los abusos de la autoridad.

Al igual que la mayoría de la clase media alta y alta de México del siglo 19 y principios del siglo 20, Madero optó por el estudio de la administración de los recursos en las instituciones educativas europeas, en particular en Francia. Aquí encontró, en los estudios comerciales, una solución práctica a los problemas que aquejaban a las haciendas en México. Su paso por el Liceo Versalles (1891) y en la Escuela de Altos Estudios de Comercio en 1892, le facilitó las herramientas para buscar una mejoría en la administración de las empresas de la familia. Sin embargo, su estancia en Francia, el...

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