Felipe Díaz Garza / Una segunda luna de miel

AutorFelipe Díaz Garza

El Congreso federal cebó para el Presidente Fox la trampa de la congelación de la reforma fiscal, pero en ella cayó todo el aparato gubernamental, cuyos titulares no saben si tendrán o no recursos suficientes el año próximo o, incluso, este fin de año.

Así ha sido que el nuevo Gobernador de Nuevo León, José Natividad González Parás, ha tenido inevitablemente que posponer el arranque de obras importantes, no se sabe si por un rato corto o largo, pues tampoco se sabe en qué pararán las misas de la reforma hacendaria, lo que afecta el monto de los recursos de que dispondrá el gobierno estatal. El tiempo va corriendo en contra de Natividad pues y, sin que se le vea sustancia obrera a su gobierno, se van consumiendo los 100 días de gracia que tradicionalmente dura la luna de miel entre los nuevos gobernadores y sus gobernados.

Por otra parte, aunque la reforma foxista (o alguna versión alterna) haya sido aprobada ayer, después de que se escribió este artículo, o vaya a ser aprobada en estos días, se atravesarán, esta vez inoportunamente, las festividades y la holganza navideñas, lo que aventará las asignaciones presupuestales y las decisiones sobre sus ejercicios para después del año nuevo, llegando éstas, si nos va bien y si le va mejor a Nati, como regalo de Reyes.

Por más tensa y dispuesta (o predispuesta) que traiga uno la cuerda de la crítica, lo cierto es que debemos reconocer que el pobre Gobernador no tiene la culpa de lo que está pasando en el Congreso, aunque sí la tengan, compartida con sus colegas de todos los partidos, los legisladores y dirigentes nacionales del partido de Nati, el Revolucionario Institucional, empeñados, más que en impedir la reforma fiscal, en manipularla políticamente y convertirla en un logro tricolor. Pero eso es harina de otro costal. Lo que nos debe importar es que el Gobierno de Nuevo León depende en mucho, para poder operar e invertir, de recursos que no serán definibles mientras la reforma fiscal sea indefinible, estando su definición completamente fuera de la influencia de nuestro Gobernador.

De allí que quizás valga la pena que vayamos pensando en la ampliación del plazo gracioso de la luna de miel del Gobernador y sus gobernados, que no ha podido ser consumada por causas que no son atribuibles al novio, en este caso el Nati González Parás, sino más bien al suegro o la suegra, en este caso el personaje político nacional que a usted se le antoje, pues cualquiera encaja.

No le estoy proponiendo una...

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