Felipe Díaz Garza / Ni Pedro Pablo les cree

AutorFelipe Díaz Garza

¿Qué sucedería si ponen en manos de la policía municipal el asunto de las cuatro mil piezas de adoquín robadas a la ciudad? Usted ya sabe que me refiero a los adoquines de la Plaza Peatonal Morelos que fueron despegados, levantados, encamionados y, luego, llevados subrepticiamente al rancho del dueño de una de las constructoras contratadas por el Ayuntamiento regio para remodelar la zona referida. Hablamos de Constructora Dicovi, propiedad de Jesús Villanueva.

Pues muy fácil. Sucedería que el secretario de Seguridad, responsable directo de la fuerza policiaca municipal, no les creería al secretario y al contralor del Ayuntamiento, Edgar Oláiz y Alfredo González, que el constructor "se confundió" y se llevó los adoquines creyendo que eran suyos. Y le digo que Pedro Pablo no les creería a estos funcionarios, colegas suyos, el argumento con que defienden al constructor que se llevó el adoquín de Morelos. Y ni modo que el jefe Pedro Pablo les crea a sus compañeros de gabinete y arriesgue, como ellos, la confianza del Alcalde Canavati y la confianza del pueblo en este último.

Y es que está difícil creerles a estos defensores, más oficiosos que de oficio, que el constructor se confundió más de cuatro mil veces, llevándose a su rancho coahuilense las más de cuatro mil piezas de adoquín escamoteadas a Monterrey.

Lo único creíble y evidente en esta historia es que hay algunos que se aprovecharon de los regiomontanos, porque éstos algunos se aprovecharon aunque hayan sido descubiertos y la levantada periodística de faldas los haya obligado a cambiarse los calzones cochinos o, lo que es lo mismo, a devolver los adoquines.

Y si algunos se aprovecharon, si algunos le robaron la ciudad a los ciudadanos, como es claro que lo hicieron, los ladrones y sus cómplices deben ser castigados, sean funcionarios públicos consentidores o constructores sinvergüenzas acostumbrados a la comisión y al despojo. No basta con que devuelvan a una bodega municipal las piezas de adoquín robadas y menos basta con que se burlen de usted y de mí creyendo que somos unos estúpidos que nos tragaremos la chupaleta de la "confusión".

Tenemos que demostrarles que los tontos son otros y que usted y yo ni siquiera nos tragaremos la rueda de molino de que ya devolvieron los adoquines y de que no se los volverán a robar de la bodega donde, según ellos, los pusieron todos. Y menos les vamos a creer, porque los mentirosos son ellos, que los adoquines, que ni siquiera sabemos si...

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