Felipe Díaz Garza / Con el indebido respeto

AutorFelipe Díaz Garza

Los diputados de la actual legislatura estatal aprobaron, en días pasados, tan apenas pasados como el martes pasado, una reforma al Código Penal que estableció penas de entre tres y cinco años de prisión y una multa de entre 50 y 200 salarios mínimos para quienes ultrajaran a las instituciones públicas.

La nueva letra de la ley establece como ultrajes todas las expresiones proferidas por medio de palabras, actos, gestos o sonidos, dirigidos personalmente o por algún conducto para manifestar desprecio, descrédito o con el fin de agraviar u ofender al Congreso del Estado, al Poder Judicial, o a sus integrantes, y a cuerpos, colegiados o no, de la administración de justicia en general.

La reacción generalizada entre ciudadanos e instituciones fue de tal manera contraria a la nueva disposición penal, propuesta por el Poder Ejecutivo y aprobada por el Poder Legislativo, que el primero decidió inteligente y humildemente darle para atrás a su proposición, para lo que, como ésta ya fue aprobada y convertida en ley, envió una nueva iniciativa al segundo para derogar dicha ley tan recientemente aprobada, lo que deberá suceder cuanto antes, pues, si no me equivoco, la nueva disposición ya está vigente o lo será al ser publicada en el periódico oficial.

Sin duda alguna el Congreso, tan solícito con el Ejecutivo como en los tiempos anteriores al cambio, aprobará la nueva iniciativa con el mismo rigor legislativo con el que aprobó la que hoy se pretende derogar o, lo que es lo mismo, sin ningún rigor y haciendo gala de la más absoluta irresponsabilidad e ignorancia.

Hace bien el Gobernador al derogar una ley absurda que ordena a los ciudadanos respetar a los diputados y, de pasada, a los jueces. El respeto no puede ser ordenado. Igual que la veneración y el amor, el respeto se gana o, en todo caso, se obtiene graciosamente cuando el que lo profesa lo otorga porque quiere, a quien quiere y a quien, sobre todo, respeta porque el sujeto de respeto se lo merece.

¿Cómo respetar a una pandilla de incompetentes, que estuvieron tan preocupados recientemente por aumentarse el sueldo tramposamente, a escondidas de la ciudadanía, que ni siquiera leyeron, ya no digamos revisaron, la iniciativa del Gobernador para hacer obligatorio el respeto a los diputados? Imposible respetarlos y menos cuando, ahora, aprobarán sin leer, ya no digamos revisar, la iniciativa que cancela la obligatoriedad del respeto a los ciudadanos, a cuya letra me acojo anticipadamente para poder...

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