Felipe Díaz Garza / Que los castiguen

AutorFelipe Díaz Garza

La bancada del PRI en el Congreso local presentó el viernes una iniciativa de reforma al Código Penal, para endurecer las sanciones y multas contra quienes cometan actos de violencia en eventos deportivos.

Tras la riña del 15 de febrero en el Estadio Tecnológico entre barristas de los Rayados y elementos de seguridad heridos, Daniel Torres, legislador local priista, pidió sancionar de forma severa a los aficionados violentos.

"Debemos distinguir entre los actos propios del disfrute de un evento deportivo, de aquellos que llevan una conducta antisocial", dijo Torres al presentar la iniciativa durante la sesión de la Diputación Permanente.

Es absurdo que estemos discutiendo si debe haber sanciones más duras -o si no debe haber sanciones- contra quienes cometen delitos en los eventos deportivos, como los pseudoaficionados futboleros, supuestos fanáticos de los Rayados, que en el Estadio Tecnológico llegaron al enfrentamiento a golpes con elementos de seguridad que resultaron heridos.

Claro que las sanciones deben ser duras. Si se violó la ley, que eso hacen quienes atentan contra el orden social, como los amotinados del estadio, el castigo tiene que ser más severo que el que la propia ley violada contempla actualmente para sus violadores. Las penas acaban reducidas a multas ridículamente bajas y detenciones fácilmente eludibles.

Lo malo es que los desórdenes violentos en un ambiente dominado por la locura de la competencia deportiva, propicio a la agresividad anónima, pueden conducir fácilmente a resultados irreparables, como la muerte de policías o de aficionados, incluso inocentes. La violencia colectiva ciega no distingue culpables de inocentes en los amontonamientos dizque deportivos. El peligro es mayor y fatalmente ineludible si el coctel se adiciona con alcohol, que se consume abundantemente en los estadios, como todos sabemos.

La conducta delictiva criminal, que eso es el motín en las gradas de un estadio, es igual de perniciosa y hasta peor que el motín callejero. Peor en el estadio, le recalco, porque la condición masiva del show deportivo, que congrega a docenas de miles de asistentes en cada ocasión, multiplica el peligro y sus...

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