Everardo Elizondo / 'Stiglitz y las mentiras sobre los bancos centrales'

AutorEverardo Elizondo

Un amigo me envió, evidentemente con mala intención, el artículo de J. Stiglitz (JS, Premio Nobel de Economía, 2001) que Reforma publicó la semana pasada. Digo con mala intención porque la nota referida se encabezó con el siguiente título: "Mentiras graves sobre los bancos centrales". Lo leí con cuidado y, la verdad, no encontré en dicho texto mucho con lo cual incomodarme. Más todavía, en general, coincido en lo sustantivo con lo expresado por JS, aunque no con el tremendismo que caracteriza a algunas de sus frases.

Afirma JS que controlar la inflación "no es un fin en sí mismo"; es un medio para un crecimiento más rápido y más estable. Lo mismo, casi a la letra, ha señalado el Banco de México (B de M) en diversas ocasiones. Lo que importa, reitera JS, son las variables reales. Así es, desde luego: el bienestar material de la población depende de los bienes y servicios de que puede disponer. La tesis generalmente aceptada entre los economistas es que la inflación entorpece el crecimiento de la producción, del empleo y del ingreso.

Algunos miembros de la profesión piensan que la tasa óptima de inflación es cero. Otros, a los que alude JS en su artículo, sostienen que la tasa en cuestión debe ser superior a cero. El Banco Central Europeo ha establecido como meta para su política monetaria una tasa de inflación de alrededor de 2%. El Fed norteamericano no ha postulado explícitamente una tasa objetivo, pero el consenso entre los analistas es que "se siente cómodo" con una inflación más o menos parecida a la su homólogo europeo. La meta formal del Banco de México es 3%, con un intervalo de variación de más o menos un punto porcentual. En consecuencia, está claro que el B de M no busca "a toda costa" la estabilidad de los precios, entendida como la ausencia total de inflación.

"Centrarse en (el combate a) la inflación -agrega JS- puede tener sentido para países con largas historias de inflación". Ciertamente, el caso mexicano corresponde al de una más que prolongada inflación. De hecho, en nuestra historia económica los periodos de estabilidad han sido tan breves y tan espaciados entre sí, que constituyen en rigor una excepción. El más reciente ha recibido incluso un nombre que lo distingue: "el desarrollo estabilizador", que abarcó de la mitad de los cincuenta al inicio de los setenta. El dictum de JS parece entonces perfectamente aplicable a nuestro país.

En lo que toca a la autonomía de los bancos centrales, JS señala que existen pocas...

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