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El encanto de lo pequeño

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Vincent
AutorTeresa Rodríguez

Enviada

CALDERA, Costa Rica.- Surcar los mares en yate y entregarse a los placeres de un atardecer perfecto, una cena gourmet o una noche estrellada vista desde una cama balinesa, sin tener que lidiar con dolores de cabeza como seguros, amarre, varada, impuestos, mantenimiento... suena a escena de El lobo de Wall Street.

Esos son los encantos de viajar a bordo de un crucero boutique. La experiencia, enmarcada por un servicio personalizado, se convierte en el sueño de todo bon vivant.

Reconocidos por la Guía Berlitz 2013 (referente en materia de cruceros), en el top de los barcos boutique (de 50 a 250 pasajeros), los mega yates gemelos de la naviera SeaDream Yacht Club, SeaDream I y SeaDream II, de 4 mil 260 toneladas, con 6 cubiertas, para tan solo 112 pasajeros te hacen sentir como en tu propio yate.

La tripulación cumple con varios caprichos, mientras los pasajeros disfrutan de las rutas que van tras los días soleados del invierno caribeño y del verano mediterráneo.

La travesía de SeaDream I, esta vez, inicia en Caldera, que aunque es el puerto comercial costarricense más importante no ofrece mucho para turistear, así que lo mejor es llegar en el horario de abordaje.

La recepción transcurre entre champaña. Las cabinas van ocupándose y pronto los viajeros aparecen guapos para la cena.

La marea hace de las suyas y, mientras un grupo tico de danza da su espectáculo, la mitad del agua se sale del jacuzzi.

El vaivén del navío no impide que los viajeros vayan al salón comedor. En el menú hay opciones para cualquier dieta (vegetariana, sin gluten, sin lácteos) y el servicio, impecable.

La sobremesa se prolonga hasta terminar en el Piano Bar. Inicia la aventura de siete días por el Pacífico.

Próximas paradas: Isla de Coiba, Golfito, Bahía Drake, Quepos e Isla Tortuga, no sin antes pasar todo un día en alta mar. Vale la pena descubrir cada recoveco del barco.

El nombre SeaDream Yacht Club cobra sentido tras descubrir que muchos pasajeros se conocen entre ellos, la mayoría llama al personal por su nombre y parece moverse como pez...

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