Fábrica de Luz / Dogville: Devastadoramente perra y cruda

AutorJulia Elena Melche

Con estéticas cinematográficas innovadoras que rompen con cualquier ortodoxia narrativa, la obra del genial cineasta danés Lars Von Trier, igual sorprende que desconcierta, fascina, sacude o irrita.

En su reciente trabajo, Dogville, se denota una vez más su intención de transgredir los moldes establecidos.

La propuesta formal es un enorme escenario brechtiano. En su piso negro están dibujados con tiza blanca espacios que definen las casas y lugares de trabajo, observados desde lo alto, mediante top-shots, como un mapa que representa el pueblo de Dogville, con sus calles, su parroquia y sus comercios por los que entran y salen los personajes, simulando abrir y cerrar puertas y ventanas inexistentes.

Una cámara en mano captura en acercamientos a los habitantes del lugar, alrededor de una docena, mientras la voz en off de John Hurt va describiéndolos.

Ahí, llega una bella mujer llamada Grace (Nicole Kidman), quien viene huyendo de unos mafiosos. El escritor Tom Edison (Paul Bettany) propone a los pobladores ayudarla a cambio de que trabaje para ellos.

Dispuesta a conseguir refugio, la mujer acepta y empieza a realizar todo tipo de trabajos domésticos para ganarse su confianza. Sin embargo, conforme pasa el tiempo las demandas de la pequeña comunidad se vuelven más rudas y humillantes rebasando la generosidad de Grace.

Von Trier expone con ojo clínico un estudio sobre la crueldad humana, explorando en la frágil línea entre la bondad y la maldad.

En esta colección extrema de...

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