El doctor que 'alivió' a Monterrey

AutorDaniel de la Fuente

El primer médico graduado en Nuevo León fue Blas María Díaz, de trayectoria desconocida. Egresó de una cátedra que abrió en Monterrey el eminente José Eleuterio González el 1 de abril de 1842.

De acuerdo a la información recabada por el Cronista de Monterrey Israel Cavazos, la cátedra del doctor Gonzalitos, como cariñosamente le decía la comunidad, se suspendió por la invasión estadounidense. Fue hasta 1849 que se restableció el curso de farmacia y, cuatro años más tarde, instituyó la cátedra de obstetricia. De hecho, fundó el 30 de octubre de 1859 la Escuela de Medicina al interior del Colegio Civil, que antes había ayudado a crear en medio del desierto científico.

Más tarde, en 1860, con el apoyo del Padre José Antonio de la Garza Cantú, logró poner en marcha el Hospital Civil, que años después llevaría su nombre y que pasaría a estar bajo el control de la Universidad de Nuevo León, hoy autónoma.

Ésta es la parte más alta de una de las vidas más apasionantes, piadosas y admirables de la historia de Nuevo León: la del muy querido Gonzalitos.

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En el volumen Desde el Cerro de la Silla, Francisco Ruiz Solís afirma que, desde su llegada hasta su muerte, Gonzalitos sería el centro de la vida intelectual y científica de Monterrey.

"En el transcurso de su vida, el Dr. González recibió las mayores distinciones y reconocimientos, participando activamente en la creación de las bases de la nueva sociedad.

"Su actividad intelectual, científica y académica lo llevó a conocer disciplinas como la cronología, historia, literatura, jurisprudencia, astronomía, matemáticas, geología, física, geografía, botánica, música y, por supuesto, la medicina y sus ramas. Aprendió también, de manera autodidacta, a traducir griego, latín, francés, italiano, inglés, alemán y algunos dialectos indígenas".

Nacido en Guadalajara el 20 de febrero de 1813, José María Raymundo Eleuterio González Mendoza quedó huérfano de padre cuando tenía un año y medio, por lo que él y su hermana fueron protegidos por un amigo de la familia, quien lo inscribió en el Seminario. Estudió también en el Instituto Literario de Guadalajara y cursó filosofía y retórica.

Un religioso regiomontano, fray Gabriel Jiménez, lo invitó a Monterrey, a donde llegó el 13 de diciembre de 1833. Aquí, el Obispo Belaunzarán lo nombró director del Hospital de Nuestra señora del Rosario, hoy Casa del Campesino, en el Barrio Antiguo. A partir de su trato generoso y compasivo, la gente comenzó a llamarle...

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