Diván Especial / Educación casera

AutorJosefina Leroux

En Estados Unidos se ha retomado la educación en casa; en lugar de enviar a los hijos a la escuela, muchos padres, madres, han decidido enseñarlos ellos mismos sin salir del hogar.

Los padres se convierten en los maestros. Para poder ejercer la tarea, se apoyan en programas paralelos a las escuelas. Los niños después de pasar los exámenes reciben sus certificados correspondientes.

Algunas de estas familias dudan que las instituciones sean la mejor opción para sus hijos, de manera que prefieren ser ellos quienes los formen. Tal vez tengan razón en algún sentido ya que pueden fomentarles una visión de la realidad totalmente distinta a lo que los padres desearían.

Sin embargo, no siempre son los padres quienes pueden brindar a sus hijos la mejor educación. Al contrario, si los padres pretenden clonarse en sus hijos, corren ellos el peligro de alienarse.

Es que algunos padres se jactan de tener hijos muy educados cuando sólo los entrenan a saludar y comer con ciertos modales, a obedecer sin pensar ni replicar.

Habría que comprender primero que educación no significa imponer información ni siquiera valores; para mí educar es desarrollar, preparar para la vida, facilitar la autonomía, enseñar a ser libre, dar oportunidades para que emane lo mejor de los y las hijas.

Para ello es necesaria la madurez de los educadores, que se refiere al equilibrio del adulto, a su congruencia entre su sentir, pensar y actuar, a la claridad de sus metas coherente con sus estrategias para lograrlas, a su habilidad para amar y trabajar, a su posibilidad de ser intensamente y dejar que sus hijos poco a poco lo sean, como ellos decidan.

Si el alimento del cuerpo es la comida, el del espíritu es el amor. La habilidad de los padres para amar, para hacer sentir a los hijos que son queridos por ser como son, son necesarios porque aportan con su existencia un sello único a la vida familiar, son cualidades esenciales para su sano y feliz desarrollo.

Los padres o madres perfeccionistas, rígidos, creen erróneamente que la educación se limita a corregir y a criticar, así crecen hijos inseguros con escaso amor propio.

Para los padres es más fácil tratar con hijos obedientes que sigan al pie de la letra sus instrucciones y sugerencias; pueden convertirlos en los hijos "ideales", pero, esos hijos, hijas, ¿llegarán a ser varones o mujeres integralmente?

Difícilmente.

Revisando problemas como el abuso sexual, alcoholismo, drogadicción, embarazos en...

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