Le dicen 'adiós' entre recuerdos

AutorJessica Castañeda

La mano del Padre Marco Antonio Durán siempre se extendió como signo de su disposición para ayudar a quien lo necesitara, y ayer cientos de manos hicieron lo mismo, pero para orar por él en la misa de cuerpo presente con la que se le recordó en la Parroquia de San Antonio de Padua.

El regiomontano, nacido en 1963, falleció luego de que un tiro le pegara en el pecho, la tarde del sábado, cuando se encontró en medio del fuego cruzado entre militares y criminales, en Matamoros. Llevaba ya 11 años en Tamaulipas.

Fue en el templo de la Colonia Progreso, en esta ocasión lleno de dolientes, donde el joven Marco Antonio descubrió la luz de su vocación, gracias al Padre Justo Javier Treviño Rocha.

Él lo invitó, primero al coro y luego al grupo juvenil Legión de María, aunque luego se ganó un "regaño" de parte de doña Clarita, mamá del muchacho, quien lo llamó "sonsacador".

Pese a la pena, los asistentes, entre familiares y amigos, sonrieron ante la ocurrencia que tuvo la mamá del hoy primer sacerdote de la región que muere a causa de la lucha contra el crimen.

"Marco es una víctima más de una realidad en la que hemos estado inmersos y que nuestra comunidad ha estado sufriendo, y que sigue replanteándonos a todos: ¿qué sigue y qué caminos tenemos que llevar adelante para que no sigan sucediendo estas cosas?", dijo en la homilía el Padre Ignacio Vaquera, Párroco de San Juan, en Matamoros.

"Sigamos orando por la paz, pero también por la responsabilidad de todo, por la sabiduría y la fuerza de espíritu para...

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