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El día de la Iglesia

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Vincent
AutorErnesto Diezmartínez

En alguna entrevista televisiva, hace un par de años, el regordete Alex de la Iglesia (Bilbao, España, 1965) afirmaba con ¿genuina? desfachatez que no entendía por qué lo alababan tanto: "No he hecho nada importante... Vaya, no soy Buñuel...". Es cierto: más allá de la auténtica o falsa modestia del señor De la Iglesia, es evidente que no es Buñuel. Pero tampoco es Saura, Aranda, Bigas Luna o, incluso, Almodóvar -aunque comparta no pocos intereses con el cineasta manchego-.

La valía de alguien como Alex de la Iglesia es precisamente que no se parece a nadie dentro del universo del cine español, aunque nos remita a muchos otros fuera de él: Hitchcock, las b-movies americanas, el horror gore de los años 60 y 70, los cómics de Stan Lee, los spaghetti-westerns, La Guerra de las Galaxias...

Dibujante de cómics desde los 10 años, De la Iglesia se licenció en la Universidad de Deusto en la Facultad de Filosofía, donde, según él, no hizo mucho más que pasar el tiempo en el bar y el cineclub. Sus primeras experiencias cinematográficas fueron el diseño de producción de Mama (Berger, 1988) y Todo por la Pasta (Urbizu, 1990), esta última un olvidable thriller que han programado de vez en cuando por la televisión mexicana.

De ahí, pasó a la dirección de su primer corto, Mirindas Asesinas (1991), que llamó la atención de Almodóvar, quien a través de su productora El Deseo le produjo su primer largometraje, Acción Mutante (1993) que, aunque conocida en México en cineclubes y en el mercado pirata, no mereció nunca el estreno comercial. Acción Mutante es una inclasificable comedia de ciencia-ficción en donde un grupo de discapacitados y deformes dirigen una revolución en contra de los bellos, bonitos y buenos en un futuro muy cercano. Desde esta primera película, eran claras las influencias y transparentes los intereses de De la Iglesia: el cine baratón estadounidense, la televisión que vio cuando niño y el mundo de los cómics, todo ello cernido a través de un humor-gore fuera de serie.

Su siguiente cinta, El Día de la Bestia (1995), que consiguió seis Premios Goya (entre ellos, el de Mejor Dirección, el único que ha ganado hasta el momento) y que pudo ser vista comercialmente en México, transita peligrosamente en el filo de la navaja, a medio camino de una violentísima comedia de humor negro y una trepidante historia de horror...

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