Destaca el amaranto por sus proteínas

AutorGeorgina Montalvo

Aunque haya quedado en el olvido, el amaranto no ha perdido su valor nutritivo y, de recuperar su popularidad, superaría los atributos del maíz, el frijol, el trigo y el arroz, porque contiene más del doble de proteínas que el maíz y el arroz, y de 60 a 80 por ciento más que el trigo.

El amaranto natural lo puede consumir la mayoría de las personas; sólo debe consultarse con el médico si se trata de amaranto industrializado o mezclado con algún otro alimento y padece alguna enfermedad.

Lo que más se consume es el grano, pero las hojas de la planta se comparan con el valor nutritivo de las acelgas, espinacas y coles, por la proteína, calcio y complejo B.

La semilla contiene potasio, calcio, magnesio, zinc, hierro y vitaminas importantes para la obtención de energía.

El grano contiene un balance casi perfecto de aminoácidos para formar la proteína humana, y tiene abundante lisina, que es el aminoácido más escaso en otros cereales.

Algunos nutriólogos consideran que el amaranto podría revertir la desnutrición de habitantes de comunidades marginadas del País, principalmente de niños, causada por el bajo consumo de carne, leche, huevo y pescado. Además, su bajo costo lo hace accesible.

Incluso, Estados Unidos, Australia, China, India y algunos países de África realizan investigaciones para aprovecharlo mejor, pues existe un grupo de científicos que están de acuerdo en la reintroducción del amaranto a las dietas de la población en general para combatir la desnutrición.

Planta sagrada

Para los aztecas, el amaranto era uno de los cultivos más valiosos porque, al ser parte importante de su dieta, lo pedían a otros pueblos como tributo.

Lo llamaban "huautli", pero con la conquista española se prohibió su cultivo. Cada año, en Tenochtitlán se recibían alrededor de 20 mil toneladas, provenientes de 17 provincias.

Los colores tanto de las hojas como de las espigas de la planta de amaranto hicieron que tuviera un carácter sagrado, ligado con rituales religiosos. Según diferentes fechas del calendario azteca, las mujeres molían la semilla y la...

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