Para decir te quiero hay que aprender

AutorLourdes Zambrano

"Yo no soy cariñosa porque mi mamá nunca fue cariñosa conmigo".

Seguramente has escuchado esta frase antes.

Así como los padres enseñan a los hijos a comer con cubiertos, a andar en bicicleta, a poner en práctica los valores o a tener buenos modales, también son responsables de su desarrollo afectivo.

Sin embargo, son pocos los papás que fortalecen esta dimensión de la vida de sus descendientes, el aprendizaje se va dando de forma autodidacta.

Hay familias que se denominan unidas, pero sus miembros no son capaces de prodigarse abrazos entre ellos. Hay hermanos que se dirigen la palabra sólo para pedirse el salero, y que cuando se encuentran ni siquiera se saludan. Entonces van aprendiendo que la demostración de los sentimientos no es importante y se convierten en analfabetas afectivos, es decir, personas que no saben expresar sus sentimientos.

"Si se acerca el hijo o el esposo, los repelen", ejemplifica Diana Rodríguez de Ibarra, psicoterapeuta familiar.

El impacto en la vida

"El afecto lo vamos aprendiendo directamente de los padres, hasta que el desarrollo de nuestra personalidad va alcanzando una madurez", dice Rodríguez de Ibarra.

Los papás suelen ser cálidos con sus hijos cuando son pequeños, y conforme van creciendo, los padres se van apartando afectivamente, explica la especialista.

Al entrar a la etapa de corrección, se confunden y creen que corregir a sus hijos significa dejar de manifestarles cariño.

"Los papás se centran mucho en demostrarlo con cosas materiales. Incluso lo usan como manera de reflexión para los hijos, si te llevo al colegio, si te llevo de vacaciones, eso quiere decir que te quiero", dice la especialista.

Eso es importante, señala, pero para aprender a dar afecto también se necesita "sentir" el afecto. Y se siente a través de un abrazo, de un beso cálido, de palabras afectivas, y la aceptación total de cómo es el niño.

Una etapa importante de cambios y crucial para la vida adulta es la adolescencia. Los adolescentes necesitan mucho las caricias y las palabras afectivas, por eso los adolescentes carentes del afecto son los más vulnerables a tener relaciones sexuales anticipadas.

"Un niño y un adolescente que están bien afectivamente pueden posponer su vida sexual hasta llegar a la madurez", asegura la terapeuta.

Con ella coinciden los creadores del programa "Protege tu corazón", Juan Francisco Vélez y María Luisa Estrada, enfocado a la educación sexual de jóvenes entre 10 y 18 años, basado en la formación del...

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