La decepción de Rubí

AutorDaniel de la Fuente

"Lo que le hicieron a Airis no fue sólo a ella: fue a la humanidad entera".

Esto dijo uno de los oradores en la despedida de Airis Estrella Enríquez Pando la tarde del 20 de mayo del 2005, en el Panteón Colinas de Juárez. Los cientos de asistentes derramaban lágrimas a la par de la familia de Airis, encabezada por su madre, Rubí Pando Hernández, quien tiene presente cada detalle de aquel adiós a su niña eternamente de 7 años.

"Hay cosas que no olvidas nunca", cuenta esta ama de casa que hoy rebasa los 40 años y es madre de otras tres menores.

Ella, entonces embarazada de su pareja, un herrero que fue como un padre para Airis, cuenta que ese día transcurrió lento: lento el cortejo hacia el Templo Santo Tomás Apóstol, lentos la misa y el entierro del ataúd blanco sellado y cubierto de flores rojas, amarillas y muñecos de peluche.

La niña fue encontrada cinco días antes, luego de una búsqueda policiaca por casi dos semanas, en tanto Rubí aparecía en todas partes apoyada por un contingente pocas veces visto de juarenses. Marchas, protestas, veladas.

Todos los medios de comunicación se unieron esa vez para boletinar de manera simultánea la imagen de la pequeña que salió de su casa una tarde y no volvió.

Muchos pensaron que regresaría, pero algo pasó durante la ausencia de la niña, revela la madre, quien hace una pausa. Ella, que al principio por la preocupación se mostró renuente a comer y probar líquidos a riesgo de afectar su embarazo de siete meses, a los dos días de búsqueda reanudó poco a poco sus hábitos.

"Una como madre tiene un don: de pronto a los dos días sentí un dolor muy fuerte y supe que ya no iba a estar conmigo".

"Olvídense de que la encontremos viva", empezó a decir a sus allegados, e insistía en que lo único que esperaba era que se la devolvieran y no estar como otras madres que hoy, a 20 años del registro de los feminicidios en esta ciudad, no saben de sus hijas.

Rubí, fatalmente, ya conoce el lugar en que se encuentra la suya.

Aun en la feroz Ciudad Juárez, por años señalada como la más violenta del mundo y casi con un ecosistema adverso hacia la mujer, la historia de Airis fue una excepción lastimosa. En aquel tiempo, los feminicidios en Chihuahua incluían un número mínimo de crímenes de niños pequeños no muy distante al que arrojaban al año otras entidades.

Hoy, esto ya no es así.

Rubí no recuerda asesinatos de infantes en esos días. De ahí que, pese al auge criminal -aún se hablaba de 300 asesinadas desde 1993, aunque la...

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